En estas fechas en las que se hacen propósito de enmienda respecto a cuestiones a cambiar en el próximo año que se avecina y también se es más proclive a pretender que la suerte cambie en el aspecto económico con la lotería de Navidad, me planteo realizar una reflexión que quisiera compartir y que dejo para su pensamiento por parte del lector. A escasos días de finalizar el año uno tiende a hacer balance de lo acontecido, de lo realizado y de lo que está por llegar, que a fin de cuentas es el planteamiento que más nos preocupa por lo que tiene de desconocido e incierto.
En política local poco ha cambiado; unos y otros pensamos que nuestras propuestas, ideas y proyectos son los mejores para los vecinos y visitantes de Siero. Pero a la hora de realizar los planteamientos de nuestras acciones es donde se atisba la diferencia entre los unos y los otros. Y no es cuestión de disertar sobre buenos y malos, rojos y azules, izquierda y derecha. Estas etiquetas en los tiempos que corren están más que denostadas y usadas sin ningún criterio, y para ejemplo la Corporación del Ayuntamiento de Siero. En el día a día de la actividad municipal se establecen socios tan antagónicos en sus planteamientos e ideales que harían posible multitud de invitaciones en apuestas de chigre.
¿Quién no apostaría en contra de que PSOE y Foro podrían ser socios de Gobierno? Y más haciendo una retrospectiva a principio de mandato por junio de 2015. O ¿quién no se jugaría una ronda diciendo que imposible que el PP se posicionara en votaciones y demandas, una y otra vez en su pretensión de abanderar la oposición, con Podemos e IU?
Y es verdad que en esto de la política se hacen extraños compañeros de viaje, pero en Siero nos llevamos la palma en la diversidad y complejidad de alianzas.
Es la nueva política que los ciudadanos democráticamente han elegido y, por tanto, obligación de sus representantes el llegar a acuerdos, pactos y entendimientos que redunden en beneficio del conjunto. En el pensamiento, arrogantemente interiorizado, por algunos, de que ellos encarnan la voluntad popular en sus acciones. Han contribuido a que ciertos personajes que abundan últimamente en las portadas de los diarios, hayan creado unas situaciones de descrédito de una comunidad y de sus habitantes. Y está bien poner nombres y apellidos a ciertos desmanes e imprudencias, lo generado por Puigdemont y su gobierno en Cataluña, con huida de empresas, subida del paro y fractura social. Sólo comparable a tiempos pretéritos nacionales de negro recuerdo, supone como unos personajes pueden con sus ideas grandilocuentes tirar por tierra el futuro de una región rica en valores, en tejido empresarial y que ha sido referente en el mundo.
Por todo lo anterior en mi carta a los Reyes Magos, pido que la sensatez y la coherencia impere en las decisiones de las cabezas pensantes de aquellos que deben tomar decisiones por y para beneficio de todos, tanto en el ámbito local, autonómico y nacional.
Y que se priorice el bien común antes que réditos particulares o resultados partidistas.
