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Don Fermín y los nuevos tiempos

La explosión de los movimientos juveniles de Noreña con la llegada de un nuevo párroco en los años finales de la dictadura

"Los chicos con las chicas tienen que estar, las chicas con los chicos han de vivir..."

Los Bravos (1967)

Al inicio de los años setenta, las relaciones sociales en nuestra villa de Noreña se mantenían aparentemente en equilibrio en una sociedad en constante desarrollo económico y moralmente controlada de forma firme por la Iglesia. No sé si la llegada del párroco Fermín Cristóbal, en 1970, coincidió con una generación muy joven, con muchas preguntas en la cabeza, o fue él el desencadenante del interrogatorio. Lo cierto es que con su llegada las aguas se agitaron y unos jóvenes menos dóciles comenzaron a plantear abierta y tímidamente sus inquietudes.

En un primer paso, Don Fermín facilitó el relevo en la dirección del Movimiento Parroquial Juvenil, que pasó a manos de Juan Junquera y sus muchachos/as.

Siempre bajo su atenta mirada, el nuevo movimiento comenzó a cuestionar las formas de la actividad religiosa, sin entrar a discutir temas de fondo, y rápidamente se alejó del Movimiento Junior.

Muy poco tiempo después, en un intento de integrar a todos los jóvenes independientemente de sus convicciones religiosas, da un paso importante, ¿decisivo?, al convocar la asamblea para la creación del Movimiento de Juventud. Por petición suya, Antonio Miñarro, Juan Iglesias y yo mismo intentamos reunir a la juventud noreñense en 20 círculos (sí, círculos) en el antiguo salón parroquial, para elegir democráticamente (sí, elección representativa directa) a los responsables. De esa reunión surgió la figura emergente de Nova como referencia para la mayoría de los presentes.

Eran los días de misas con grupos musicales en el escenario del propio salón, de una única y magnífica representación de la Pasión en Semana Santa, con la actuación magistral de Joaquín y Pilos poniéndonos la carne de gallina al declamar "Jerusalén, Jerusalén, tu que matas a los profetas.. ", de mucho ciclostil para la revista de venta directa "Futuro", correa de transmisión de nuestras demandas, y sobre todo tiempo para tejer unas relaciones sociales sin diferencias de clases ni de sexo, desconocidas hasta ese momento.

Como muchos de nosotros, he necesitado mucho tiempo para entender porqué Don Fermín hizo todo lo que hizo. ¿Por qué soportó con tanto estoicismo las numerosas críticas que tuvo que soportar?

Sin duda, era un hombre de fe al que claramente le irritaban las formas, pero también nos quiso hacer entender que había cielo más allá de la Iglesia. Tengo la impresión de que su mensaje ha calado profundamente en la mayoría de nosotros. A él, que nos dejó en 1986, se lo debemos.

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