Hay tanta mediocridad en la sociedad en la que habitamos que uno se sonroja de la falta de cultura, educación, respeto, tolerancia y otros males que nos acechan a cada paso que damos. Por eso cuando nos encontramos con alguien que sobresale por encima de los demás, gracias a su esfuerzo, labor comedida y silenciosa, a uno no le queda más que congratularse y, como buen mensajero, enviarlo a los cuatro vientos para que difundan la noticia. Quienes hemos conocido el hambre, la sed, la falta de libros y de un techo donde abrigarse por tierras caribeñas y saharianas, la vergüenza ajena llega a su esencia cuando los medios audiovisuales difunden programas como "Masterchef", "Gran Hermano", fútbol a todas horas y otras frivolidades. En estos valles y otros -con pocos hombres, mujeres y niños- la alegría es inmensa al saber que el reguerano Julio Antonio González-Pienda está entre la élite de los científicos asturianos por su alta sabiduría en las Ciencias de la Salud al servicio del prójimo y que el niño Hugo Trigo representará a Asturias en una Comparecencia Infantil de Derechos de Infancia y Adolescencia en el Congreso de los Diputados. Espejos donde mirarse para hacer un mundo mejor y más justo.
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