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El termómetro

Son todos iguales

Sobre la idea imperante respecto a la vocación política

Una teoría de la neurociencia viene a decir que los humanos hemos conseguido la capacidad de síntesis y el pensamiento abstracto para hacer frente a nuestras limitaciones. La memoria no puede retener todo lo que vemos, todo lo que oímos, todo lo que conocemos, y entonces la mente lo convierte en generalizaciones, conceptos y demás para poder asimilarlo y hacerse una composición de lugar.

Esta capacidad, que nos ha convertido en la especie dominante del planeta (si quitamos a las bacterias, los virus y demás microorganismos) es también una limitación si no somos conscientes de ella.

Pienso en esto cada vez que oigo a la gente decir que todos los políticos roban o que son todos unos comedores o yo que sé. Porque me parece una generalización sin fundamento. Sobre todo si hablamos de política de caleya. Cada vez que alguien suelta algo relativo a la ocupación de concejal como un privilegio me subo por las paredes.

Es cierto que los hay con mucho ego, y no podemos negar que algunos echaron la mano al cajón. Pero de ahí a decir que son todos iguales, y que la única razón por la que están ahí es su deseo de llenar el calcetu, hay un trecho muy gordo. El concejal de caleya, salvo excepciones, cobra poco y está muy expuesto, siempre a pie de calle, y eso es algo que hay que tener en cuenta.

El problema sigue siendo, a mi entender, que seguimos teniendo que elegirlos a todos en bloque, en una lista cerrada, y si alguien está interesado en determinadas personas o ideas no puede cerrarle la puerta a gente mediocre o incompetente con su voto, porque viene de serie con el competente.

En cualquier caso, por más que el sistema nos impida elegir adecuadamente a quien queremos, creo que muchos más políticos de los que se suele decir dan y hacen todo lo que pueden. Y sin robar.

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