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Profesionales en la sidra

El sector sólo podrá afrontar sus grandes males con expertos

Profesionalización. Es lo que necesita el sector sidrero para superar sus endémicos problemas. Ha de empezar desde la base, en la materia prima. Una gran parte de los cosecheros han heredado sus pumaradas y trata de seguir viejas costumbres que ya no se adaptan a las demandas actuales del mercado. Una de ellas es corregir la vecería o alternancia de la producción. Seguir sin hacerlo aboca a los llagareros a tener que acudir a mercados foráneos -más competitivos-, en busca de la fruta que necesitan y que aquí no encuentran en los años pares, de escasez. Adquieren unos compromisos -o buscan precios más económicos- que tienen que cumplir los años de cosechonas en Asturias, como la del año pasado, que acaban en caos.

Los cosecheros han de perseguir no sólo la regularidad en la producción, como demandan sus clientes, también ser más competitivos. Ambos asuntos pasan por la profesionalización. Muchas pumaradas antiguas están en fincas donde no se sacaban otro provecho, en terrenos empinados o difíciles de trabajar, lo que impide la mecanización de la recogida, tediosa labor que en Asturias sigue siendo manual. Así no pueden competir con otros mercados.

La sidra necesita más profesionales detrás de la barra, porque nada tiene que ver una sidrería con un establecimiento de hostelería que vende sidra. Es un producto que requiere de expertos, que además de echar un buen culete, conozca sus secretos y la mime. Ha de ser un apasionado de una bebida que aspira a ser Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Para estar a la altura, el sector tiene que atender a las nuevas demandas del mercado con profesionalidad.

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