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Nuevas exigencias

Las prisas petitorias a los gobernantes

Aún no dio tiempo a que los recién elegidos alcaldes, amén de los concejales que van a conformar su equipo, puedan comprobar el mullido de los sillones donde sentaran sus posaderas durante los próximos cuatro años, y ya dan comienzo las exigencias de ciudadanos, colectivos diversos e incluso, en algunos sitios, ¡hasta de la oposición!

Comentaba en un artículo anterior que existe una norma no escrita que dicta como coherente conceder cien días de gracia, sobre todo a los que llegan nuevos, para darles un tiempo prudencial de adaptación, conocer los entresijos y comprobar si debajo de las alfombras existe alguna sorpresa desagradable.

Pero a la ciudadanía le ha entrado la prisa en solucionar sus problemas, algunos enquistados desde hace mucho tiempo y como dicen que al que madruga Dios le ayuda, creo que el nuevo alcalde langreano ya tiene cola de peticionarios para hablar de "lo suyo".

Se supone que los miembros de la nueva Corporación tendrán ya en mente una larga lista de prioridades, a las que irán tratando de dar soluciones con la máxima rapidez posible, pero habrá que insistir en lo de los cien días.

De todos modos, en la calle, que es un termómetro que siempre deberían de tener a mano, se especula si al final va a salir el sol que disipe la niebla y permita despejar dudas razonables de temas que siguen en el limbo, cuyo mascarón de proa puede ser los Talleres del Conde con flecos aún por ver la luz.

Otro caso llamativo es el derribo parcial y desalojo de las propietarias de la vivienda de Barros, a las que, además, hay que estar pagándoles estancia en un hotel hasta que el desaguisado se dé por terminado. ¿Responsables? No saben, no contestan.

Parece lógico que si en su momento se tomaron decisiones que al final derivaron en claro perjuicio para el conjunto de la población, lo coherente será exigir responsabilidades si las hubiera. Eso es lo que la ciudadanía demanda. Lo contrario sería aquello de "La vida sigue igual", que cantaba Julio Iglesias. A mis informantes, lo de los cien días les parece justo, siempre que al final se ofrezcan resultados o aclaraciones tangibles. Veremos.

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