La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Velando el fuego

Otros deportes

La decisión del gobierno local de Langreo de crear una escuela de atletismo y promover otras disciplinas

La decisión que ha adoptado recientemente el nuevo gobierno de Langreo de apostar por el deporte base es una declaración de principios que tendría que alegrarnos a todos los que, como Nelson Mandela, estamos de acuerdo en que el deporte, además de inspirar y de unir a la gente, como pocas otras cosas, sirve también para transformar el mundo. A este respecto, existen ensayos suficientes en los que se pone de relieve, y de un modo convincente, la importancia del deporte como instrumento transformador de la sociedad.

No es la primera vez que en alguno de los artículos publicados en esta sección he dado muestras de mi simpatía hacia el fútbol, entendido, eso sí, como una práctica ajena a tantos intereses mercantilistas como se mueven a su alrededor. Razones sobradas existen para explicar esta afición mía a la pelota. Desde una infancia marcada por el árbol completo de Di Stéfano (defendía, atacaba, todo lo hacía bien), o por la técnica casi circense de Kubala, hasta la actualidad, en la que dos hijos míos se calzan las botas todos los fines de semana para cumplir con el ritual de regates, desplazamientos de balón y algún que otro gol, a veces. Sin embargo, siempre he defendido, frente a quienes conforman un frente absolutista y a veces rayano en el fanatismo: "más allá del fútbol sólo existe el vacío", la importancia de otros deportes a los que, precisamente por esa jerarquía en la que nos movemos, se acostumbra a calificar de "menores", con un deje despectivo.

De ahí que la decisión comentada al principio sea un granito de arena más para tratar de recomponer un mapa deportivo que muestra una inclinación preferente hacia todo lo que esté relacionado con las gradas de un estadio de fútbol. Que se intente fomentar el deporte femenino y autóctono debiera ser motivo de alegría para todos. A este respecto, resulta suficientemente esclarecedor el conflicto que tienen las jugadoras de fútbol femenino, que acaban de regresar de un Mundial, y que, una vez más, han puesto de relieve, además de los conflictos internos con su entrenador, el escaso apoyo, por decirlo de una manera suave, que los estamentos deportivos llevan concediendo, desde hace ya mucho tiempo, al fútbol practicado por mujeres. Sin duda alguna, una demostración más de la estela de machismo que nunca nos abandona y de su correspondiente repercusión en la escala de valores, en donde las estrellas de Vero Boquete y de sus compañeras de selección palidecen ante la constelación imperial de Messi o de Cristiano Ronaldo.

Resulta muy interesante el amplio menú deportivo desplegado por el equipo de gobierno de nuestro ayuntamiento. Desde la creación de una escuela municipal de atletismo (a buen seguro que a mi amigo Efrén, pionero de esta práctica en Langreo, la noticia le habrá sabido a gloria), hasta otros, como el patinaje artístico o el programa "Ocúpate", dirigido a jóvenes que no han terminado la ESO. Y sin excluir al denominado deporte rey, que tiene también su cita correspondiente en los campus de fútbol que se desarrollarán en Lada, en el Ganzábal y en Sama.

No seré tan iluso como para creer que de repente nos vamos a abrazar a la bandera de la pureza: "Lo importante es participar, no ganar". Pero sí, al menos, me conformo con ir poniendo tachuelas en esa cita, según la cual "El deporte se divide en dos, el fútbol y el resto".

Compartir el artículo

stats