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Panza arriba

Cerrado por vacaciones

La operatividad del nuevo Gobierno asturiano y las declaraciones de Fernández sobre Cataluña

Como tiene que ser: leo en LA NUEVA ESPAÑA que el gobierno de Asturies no arranca hasta septiembre. Sigo el ejemplo. Qué sentido tiene empezar algo a primeros de agosto. Es como empezar algo de lunes. Está condenado al fracaso. Nadie dejó de fumar proponiéndose dejarlo de lunes. Nadie que quiera adelgazar comienza una dieta de lunes. Pues lo mismo en relación al año: en agosto todo está cerrado por vacaciones. ¿Qué hace un gobierno intentando gobernar en agosto? Que descansen y que empiecen con ganas en septiembre. Yo siempre lo hice así. Y ahora, con más ganas, ya que cuento con el respaldo de mi presidente. Olvidémonos de todas las opiniones de esos tristes de cara amarga que abogan desde las páginas de este mismo periódico por todo lo contrario. El país está fuera de servicio. Sólo nos falta poner un letrero a la salida del túnel del Negrón: Principáu d'Asturies, cerrado por vacaciones.

Me entero a través del Twiter de la toma de posesión de Javier Fernández. Como es natural, habla de España y de Cataluña. De Asturies debe de haber poco que contar. Es lo normal. Esa noche llego temprano al hotel y sintonizo el canal internacional español de noticias. Se habla de Cataluña. Algo de Valencia. Algo de Madrid. Porque Valencia y Madrid siempre dan mucho juego a la hora de corrupciones varias. Mucho de fútbol en pretemporada. Algo de ciclismo. Y vuelta a Cataluña. ¿Por qué vuelta a Cataluña? Pues, porque salió una mini noticia de un presidente autonómico que se acordó a última hora de tomar posesión del cargo y, en vez de hablar de su tierra, habló de Cataluña. Ese pedacín fue lo que sacó el telediario internacional. Noticia escasa. Sin mayor trascendencia. ¿Quién fue esi presidentín? De no conocerlo no me hubiera dado tiempo siquiera a quedarme con su nombre. La noticia duró una nada.

No me extraña que se hable de Cataluña. En los periódicos de Italia. En los de Francia. Los que pude leer estos días. En los de Cataluña, ahora mismo. Cataluña se le está yendo de las manos a este gobierno de España sin que se ponga ningún remedio. La última gran estupidez: nombrar candidato del PP al racista exalcalde de Badalona Xavier García Albiol. Cien mil gitanos catalanes ya saben a quién no van a votar. Y cien mil votos son muchos votos. Yo estoy pensando censarme en Cataluña. Para ejercer mi voto como gitano. Un partido español que pone a dedo a su frente a ese individuo deja de ser español y deja de ser partido.

El 27 de septiembre, por San Cosme y San Damián, elecciones en Cataluña. No me importa el resultado de la votación. Me importa la ilusión. Sea cual sea el resultado Cataluña da la sensación de ser un país en marcha. No que se marcha. Eso también. Pero, sobre todo, en marcha. Un país con ganas de ser país. A las puertas de Europa. Un país en el que la gente está cada vez más convencida de que, en caso de separación, la que se queda fuera de Europa y fuera del euro es España. Al tiempo.

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