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Exalcalde de Mieres

¿Qué pasa con las pensiones?

Acaba de presentar el partido del gobierno su proyecto de presupuestos para el año 2016 y, entre las lindezas anunciadas nos encontramos con un incremento de las pensiones del 0,25%. Si no fuera patético, induciría a la risa comprobar que un jubilado que cobra 700 euros al mes tendrá una subida de 1,75 euros.

Alguien podrá decir que, durante este año, el IPC no experimentó una variación positiva hasta el mes de junio, pero es que el índice de precios al consumo, el oficial, no se corresponde con la realidad que vivimos; quien haga la compra diaria comprobará lo que afirmo. No digo yo que falseen los datos, pero si tengo serias dudas sobre los artículos que entran para calcular el citado índice; o si no, es que yo vivo en Marte.

Anuncian un próximo nuevo asalto al fondo de reserva de las pensiones, después del correspondiente a la paga de la última extra, con lo que comienza a ser preocupante el estado del mismo; aún más parque, en el proyecto de presupuestos no figura partida alguna destinada a reponer algo de ese capital. De la misma forma que se disminuye la partida destinada a cubrir las necesidades de los parados de larga duración. Y son millones los españoles que no tienen trabajo ni retribución alguna; y aumentando, a pesar de los buenos augurios.

Sin embargo, se anuncia una nueva bajada de impuestos, después de la rebaja de un punto que, a la trágala y con fines electoralistas, se aplicó recientemente. Estos señores que nos gobiernan son dignos seguidores de aquel Ronald Reagan que dijo que la mejor fórmula para acabar con lo público era bajar los impuestos. Él lo consiguió y, éstos, van camino de lograrlo.

Si, al menos, tuvieran un mínimo de sentido de la solidaridad aplicarían la anunciada subida de las pensiones de forma inversamente proporcional para que, los que menos cobran, experimenten un incremento que no sea irrisorio, aunque sea a costa de las pensiones más altas.

Y, mientras tanto, ¿qué dice la oposición? Nada. No se les oye, si bien es cierto que tampoco se les escucha; cobran de las instituciones y parece que no ven lo que les rodea; o no quieren verlo. No, ellos ocupan su tiempo en debatir las pretensiones independentistas de la burguesía catalana, o retirando símbolos de los ayuntamientos, que no digo yo que me encanten, pero que no son lo más sangrante ni urgente en el momento actual. Porque, a quien tiene que ir a la Cruz Roja, a recoger su comida ¿le resulta prioritario que quiten el retrato del rey de los salones de plenos de los aytos de Barcelona o Cádiz? A buen seguro que no, por muy republicano que sea.

¿Dónde quedaron aquellas promesas de ocuparse, de inmediato, de las situaciones de injusticia que se denunciaban?

Podría parecer que existiera un acuerdo para alimentar serpientes de verano, que no nos dejen hablar de lo más importante; que no nos dejen pensar. Así, no hablamos de familias sin ningún ingreso; de parados viviendo a cargo de pensionistas que van a experimentar una subida de 1 euro al mes en el 2016, y tantos y tantos problemas que padecen tantos y tantos españoles. Bueno, algunos, porque otros nunca vivieron tan holgadamente en medio de la miseria que les rodea. Dicen ellos que lo que sucede es que los pobres tienen envidia de los ricos; y como ,además, son casi todos de izquierdas, no hay que preocuparse demasiado.

Potenciamos programas en TV, que hacen frente, con nuestra solidaridad, a situaciones que debería resolver el Estado. Estamos en una sociedad liberal en la que hay perros que viven mejor que algunos humanos. y no nos enteramos porque, afortunadamente, las tertulias radiofónicas dirigidas, los programas de TV amarillos y el fútbol, no nos dejan pensar y, así, sufrimos menos.

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