La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Desde la Meseta

Aquel almuerzo

Una comida inolvidable en un establecimiento viejo en todos los aspectos

Lo mío, lo que recuerdo, siempre es viejo, de antaño, que transcurrió hace algún tiempo. Así que les cuento.

Un día tuve que llevar un pequeño electrodoméstico a reparar, cuyo taller autorizado se encontraba en el otro extremo de Madrid, es decir, lejos de donde vivo. Así que un día me armé de valor -porque a veces hay que tenerlo- y a primera hora de la mañana -para un jubilado, las nueve horas creo que es correcto-.

Llegué al taller sobre las once, me atendieron muy bien, pero lógicamente tuve que dejar mi aparato para su reparación. Cuando salí de allí y antes de regresar a mi casa, pensé en tomar un refresco, con lo cual miré derecha e izquierda y enseguida vi un bar cerca y a él me dirigí.

Para que se den una idea, el bar estaba viejo en todos los aspectos, desde pintura, añadiría, y hasta sucio. Tenía una gran barra en la que nadie había y unas cuatro mesas de esas de patas de hierro y clásico tablero de mármol, con aspecto de bien gastado todo ello.

En tanto me servía la bebida de cola el que parecía ser dueño del bar, en una esquina en frente de la barra, había una cocina de dos hornillos de gas butano y en uno de ellos una pota de aluminio algo hervía en su interior (algo así como un "fla-fla, por el ruido que metía, ya que tenía una tapa que lo cerraba a medias).

Yo eché tiempo en aquel bar, porque además tuve que salir a mover el coche por estar mal aparcado.Así que salí y entré y seguí observando todo aquello que me rodeaba.

Sobre las 12 horas, mediodía, entró en hombre en susodicho bar, dijo "buenos días" y se sentó en una de las mesas. Al momento, el dueño se dirigió a la pota que hervía, la destapó, metió una cuchara, extrajo no se qué de ella y apagó el gas.

Luego cogió un plato de no sé dónde y con un cucharón fue sacando garbanzos, patatas troceadas y creo que chorizo. Era un buen plato merced a la cantidad, cogió un trozo de pan y todo ello se lo llevó al señor que estaba en la mesa.

Y como la historia no acabó, luego el dueño se sirvió otro plato de garbanzos y se sentó a comerlo en un esquina de la barra. Hice yo un poco más de tiempo para no molestarle en tanto comía el dueño y pude observar que le llevaba al señor de la mesa una manzana, en tanto él pelaba un plátano.

Para acabar, el dueño cogió una pequeña fiambrera con tapa, la llenó con los garbanzos que aún quedaban en la olla y se la acercó a la mesa donde ya estaba acabando con la manzana su cliente.

Yo supuse que sería su cena, más al irse como no pagó y dijo tan sólo "adiós fulano, hasta mañana", también supuse que pagaría semanal o mensual.

Un solo plato de almuerzo y una pieza de fruta: toda una pobreza o si quieren hasta miseria.

Compartir el artículo

stats