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A contracorriente

Una costa bien conservada

La necesidad de mantener la buena salud del paisaje asturiano

La rasa costera asturiana está en situación de revista. Bien conservada y ejemplo para muchas bandas litorales españolas. Bien es cierto que existen zonas como Ribadesella o Llanes donde los permisos urbanísticos se excedieron con demasiada insensatez y ese hecho rompe la idea perfecta del impacto medioambiental. No obstante nuestro litoral mantiene un ritmo natural óptimo y las viviendas, esas segundas residencias que todo lo inundan, se observan lejanas. La marca ecologista Greenpeace lo señaló estos días, pero no hace falta que este grupo de defensores de lo ecológico lo diga en voz en alta; lo cierto es que el litoral asturiano se muestra con una salud estupenda y salvo honrosas excepciones de actitudes irresponsables ese planeamiento costero está controlado. Y esto dice mucho de quienes deciden sobre el medio ambiente y el cuidado de nuestro paisaje.

Ahora hace falta seguir en esa línea de civismo y defensa de la naturaleza con acciones directas en nuestros parques naturales, en nuestras reservas de la Biosfera y en esos pueblos, villas y ciudades que deben mantener el estilo, la estética y una asepsia a prueba de viajeros exigentes. Y algunos casos no es así. Entre todos los habitantes de esta bendita tierra llamada Asturias hay que arrimar el hombro y colaborar con actitudes positivas en el respeto al medio ambiente y a la naturaleza paisajística, ya sea en zona urbana o rural. Observar las ciudades limpias y aseadas, lo mismo que las villas pulcras y los pueblos cuidados y cargados de flores es acudir a la verdad de lo bello y lo racional. Todo un reflejo de nuestra idiosincrasia y carácter. Pero todavía falta mucho para que la esencia de lo correcto sea una feliz realidad. Desde los ayuntamientos, por esa proximidad de acción, hay que insistir en mejorar lo presente y ofertar estética por todos los lugares para que el nativo y el forastero se sientan cómodos y agradecidos. Y desde la Administración del Principado lanzar campañas directas de información con gestos prácticos y eficaces para que la belleza y la sensación de bienestar estén presentes. Hay un poco de abandono y desidia en nuestro medio ambiente, a los pueblos les falta estilo de habitabilidad, las carreteras un tanto imperfectas, pocas señalizaciones y en algunos casos problemáticas.

El turismo que viene en forma de grupos o viajeros solitarios lo comenta. Asturias es bella por todos sus rincones pero necesita un toque de barniz y bastante conciencia cívica. La rasa costera se mantiene en su estilo de siempre con aire salvaje y natural pero nuestros parques naturales, algunos cauces fluviales y los lugares habitables deben mejorar en una estética abierta y atractiva. Hay que construir una Asturias ejemplar y que el viajero accidental pueda decir que esta vieja, solidaria e histórica comunidad es el paradigma de la venustez y el encanto.

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