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A contracorriente

Periplo a Portugal

Una visita a una tierra paisajística y gastronómicamente muy rica

Siempre resulta agradable y gratificante viajar al país vecino, a ese Portugal de tradiciones y nuevos avances, a ese Portugal norteño donde el río Douro marca frontera y asume destinos de sentimiento y proximidad. Ahí en ese territorio está el Portugal sagrado, el verdadero, el origen de la corona portuguesa y génesis del estado actual. Bragança, Braga y Porto fueron los principales núcleos de población durante un periodo de la historia de este enclave ibérico y que gracias al poderoso impulso de la reconquista se fraguó lo que más tarde sería un estado independiente. El recorrido por las tres regiones más septentrionales de Portugal, Tras os Montes, Minho y Douro resulta emocionante y cargado de razón viajera donde la hospitalidad vecinal, el excelente aceite, los vinos insuperables y el bacalao en mil variedades conforman la acción afectiva y atrayente.

Y el viajero recoge en estos lugares de granito y agua, la esencia del viejo Portugal con la ciudad de Braga como lugar de encuentro y amistad. En esa urbe episcopal con la basílica del Bom Jesús como referencia turística están los amigos Paula Oliveira y Jorge Cunha conocedores notables de su alfoz y quienes hacen de guías con garantía de éxito. Visitar la ciudad en la noche portuguesa es un deleite y un placer para los sentidos. Sus monumentos románicos y manuelinos reflejan la importancia histórica de esta localidad de origen romano, la llamada Bracara Augusta y actualmente la que acoge la población más joven del país. Y en Ferreira, un barrio moderno de casas unifamiliares ve pasar la vida la dinámica hostelera María Fátima Lópes con su casa grande de acomodo y parlamento, amén de muchas explicaciones y desayunos estupendos con el trasfondo del nuevo Portugal.

Y a un paso por óptimas autopistas están Esponsede con su mar atlántico y arenal imposibles, Famalicao con sus ferias estivales y Oporto la ciudad del Douro, vinatera, monumental, animada y cantora. Es toda una sensación indescriptible observar los atardeceres veraniegos en cualquiera de las dos orillas del río Douro. Desde Vilanova de Gaia se ve el Oporto presente, la cantidad de barcos y gabarras que navegan por este río amplio y verde, el puente Eiffel y la muchedumbre que se agolpa en las variadas terrazas enganchadas a los viejos edificios del muelle y si hablamos de Ribeira más de los mismo con la visión de las diferentes bodegas del popular vino de Oporto y los visitantes en sus paseos vespertinos. Y en Abadía en la zona centro de la capital está el mejor bacalao del país. Un restaurante de más de setenta años especializado en ese producto tan doméstico y en donde aparecen cientos de recetas de un pez con categoría especial. Pedro Ferreira un maitre y sumiller de altura profesional orienta al personal con estilo y sapiencia?

Y dejando la trabajadora Oporto el viajero alcanza la zona de Chaves y Bragança, unos entornos de agricultura intensa donde los olivos y la vides presiden un paisaje de colinas suaves y onduladas donde un microclima especial favorece la fertilidad de las tierras, aparte de los excelentes manantiales. En Rebordelo y en Vale das Fontes disfruta de varios meses al año el astur-portugués Camilo Correia Fernandes. Llegó de niño a Sotrondio donde su padre trabajaba en las minas y aquí formó una familia muy arraigada en el valle del Nalón. Camilo, prejubilado del pozo Sotón, es un agricultor a tiempo parcial que cuida y mima sus olivos jóvenes en las siete hectáreas de superficie con que cuenta su familia en el lugar de Vilar Douro. En su artesana almazara elabora cientos de litros de buen aceite surgido de las variedades oliveras, verdial, picual y madural. El líquido amarillo del año resulta estupendo para tomar directamente con pan e incluso para aliño de ensaladas. Es un aceite con poca acidez y muy afrutado con la calidad organoléptica por bandera. Camilo tiene en mente constituir una cooperativa en esta zona portuguesa y lanzar este soberbio producto a los cuatro vientos. En su terruño natal ya se le conoce como el rey del aceite y a sus paisanos no les falta la razón. La calidad es contrastada y el aceite huele a sentimiento y amor por la labor bien hecha? Y el viaje a Portugal resultó ameno y preñado de sensaciones positivas, evocaciones de siempre y con la hospitalidad local como embajada certera y amistosa. Y a Antonio Morais el homenaje sincero de sus vinos artesanales.

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