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Geólogo

La feliz iniciativa de poder bajar a un pozo minero

Sotón y Arnao, dos emblemáticas minas de carbón, abren sus entrañas a la observación con visitas guiadas

La apertura al público de infraestructuras mineras brinda una interesante oportunidad para vivir una agradable experiencia en el, tantas veces, vilipendiado entorno subterráneo del carbón. Me refiero concretamente a dos joyas del subsuelo asturiano: la simbólica mina de Arnao (Castrillón) -abierta al público en abril de 2014, bajo la gestión de la empresa Sadim- y la de Sotón (San Martín del Rey Aurelio) -visitable desde junio de 2015, a iniciativa de Hunosa.

El pozo de Arnao representa la cuna de la antracita en España. Está documentado que en 1591 el carmelita castrillonense, perteneciente al monasterio del Carmen de Valladolid, fray Agustín Montero solicitó la aquiescencia del rey Felipe II para poner en marcha un criadero en Arancés (Santa María del Mar, Castrillón) y pasados dos años, en concreto el 11 de septiembre de 1593, obtuvo la subsiguiente licencia de apertura.

Alude Jovellanos que se trabajaba a cielo abierto, y así funcionó hasta que inversores belgas, de la familia Lesoinne, decidieron perforar en Arnao hacia los años 30 del siglo XIX. Efectivamente, coincidiendo con la fundación de la "Real Compañía Asturiana de Minas de Carbón" esta sociedad logró las concesiones de Arnao y Arancés, hecho que implicaba una serie de privilegios, entre los que destacaban las franquicias aduaneras para la importación de maquinaria y la exención de impuestos durante veinticinco años.

La mina de Arnao -que aún luce un elegante castillete- alcanzó 80 m de profundidad y presenta la particularidad de ser la primera de Europa en trazar galerías bajo el mar, aprovechando una capa con un espesor entre 4 y 6 metros. Comenta Schulz que, en 1838, era la única entidad carbonera en Asturias que utilizaba una metodología racional de laboreo; comenzó su provecho en 1834, con la previsión de sacar unos 200.000 quintales al año. En los primeros momentos, el producto extraído se embarcaba en la playa de Santa María del Mar rumbo a Lisboa.

En agosto de 1858, descendió a la explotación la reina Isabel II y recorrió buena parte de la misma, y en 1877 hizo lo propio Alfonso XII. Sin embargo, la historia de este emblemático minado se escribió con mucho esfuerzo y en condiciones embarazosas, de tal manera que, en 1868, debieron de abandonarse las labores inferiores a causa de las apremiantes infiltraciones marinas, concentrándose las tareas extractivas en la penúltima galería. A partir de 1903 se agudizaron los problemas con nuevas avenidas de agua salada, constatándose poco después caudales de hasta 3.000 metros cúbicos al día, lo que obligó a limitar el aprovechamiento a los niveles más altos. Tras una gran inundación, las instalaciones hubieron de ser clausuradas hace ahora precisamente un siglo. La asociación de vecinos de la localidad colocó, en 2003, un monolito con una placa conmemorativa, en la que se lee: "Arancés, primera mina carbonífera de Asturias (final del siglo XVI)". Su visita significa un viaje en el túnel del tiempo al venero de carbón más antiguo del país.

El pozo Sotón -calificado como la "catedral" de la minería- se encuentra entre las localidades de El Entrego y Sotrondio (San Martín del Rey Aurelio), sobre la vega del río Nalón. Este afloramiento hullero, descubierto en el marco de una campaña prospectiva auspiciada durante el reinado de Carlos IV a finales del siglo XVIII, fue denunciado por el inglés William Partington a mediados del siguiente con la denominación de Santa Ana.

No obstante, las excavaciones preliminares no fueron llevadas a cabo hasta en el transcurso de la Primera Guerra Mundial, al formar parte de una de las grandes unidades productivas constituidas por la "Sociedad Metalúrgica Duro-Felguera". Posee la singularidad de disponer de doble castillete, hecho explicable al tratarse de dos pozos independientes, horadados entre 1943 y 1944 hasta alcanzar casi los 400 metros. Durante ese período, el destino fundamental del combustible fósil extraído eran los hornos siderúrgicos de la fábrica de La Felguera, hasta que en el año 1967 la mina se integra en Hunosa.

Sotón, que logró una profundidad total de 560 metros con el beneficio de hasta 29 capas, cesó en su actividad el 31 de diciembre de 2014, funcionando actualmente como auxiliar del pozo María Luisa, con el que está conectado vía interior. Presenta categoría arqueológica de Bien de Interés Cultural.

Recorrer estos dos yacimientos supone para el profano una ocasión inolvidable de ver y sentir en primera persona el mundo de la minería -amén de admirar su excepcional patrimonio geológico, minero e industrial-, donde muchos congéneres nuestros desarrollaron su periplo laboral, y permitirá asimismo vislumbrar las precarias condiciones de trabajo que padecieron.

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