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Cosas de Duke

Marcelino M. González

Los cien días

El primer balance del gobierno de Langreo

Lunes, día 21 de septiembre, San Mateo. Amanece un hermoso día, soleado como el fin de semana que acaba de terminar y que encumbró a Pau Gasol al Olimpo europeo y a Tsipras al de su propia tierra. Comienza la última semana de campaña en Cataluña con un enfrentamiento cada vez más enconado entre soberanistas y constitucionalistas. El presidente del Banco de España ha hablado de un más que posible corralito, caso de que triunfe el independentismo. Seguro que será la comidilla de la semana hasta el domingo que saldremos de dudas. Mientras tanto, en un rincón alejado de los países griego y catalá, Duke ve entrar el otoño con bufanda, sombrero y gabardina. Como queriendo pasar desapercibido. Pero unas grandes tijeras que sobresalen de un bolsillo le delata. Llegarán más recortes en el nuevo curso político que ya había empezado en verano. Y al mismo tiempo que entra el señor otoño se cumplen los 100 días de gobierno del consistorio langreano. Ese lapso de tiempo que, a decir de los entendidos, señala la marca de salida para que la ciudadanía en general, y nosotros -los opinantes- en particular, especulemos sobre si lo han hecho bien o mal, si están en la buena línea o no, o ni lo uno ni lo otro. O ni fu, ni fa.

La verdad es que no hemos observado grandes cambios en el Langreo de nuestras pasiones. Ni para bien ni para mal. Salvo que no hayamos sido lo bastante observadores. Nuestra ciudad adolece de un correcto mantenimiento. Centenares de baldosas de las aceras siguen sueltas. El paseo fluvial es un verdadero desastre, un basurero con la pradería sin segar, la vegetación penetrando en el camino, las balaustradas podridas y rotas. Las papeleras están a rebosar o no existen. Una mitad del puente de la Maquinilla sigue de colorines y los otros puentes tienen sus tablones sueltos o quemados por los vándalos. Sus cableados y plafones de iluminación continúan arrancados desde tiempo inmemorial. En fin, el quiosco del parque Dorado continúa sin reparar. ¿Quieren más? Como decía Sabina, "nos sobran los motivos". Eso sí, han anunciado que negociarán con los propietarios de inmuebles en ruina para demolerlos y destinar los solares resultantes a aparcamiento, algo que, desde aquí, hemos reivindicado en varias ocasiones. ¿Podrán o no?, ¿o sólo a medias? A lo mejor el señor de las tijeras no se lo permite.

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