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A mi aire

Aparentar

Los casos de corrupción que se diluyen en el tiempo

La palabra que da titulo a la opinión resulta de sobra conocida por cualquiera de nosotros. Sus acepciones son amplias, aunque la más corriente suele referirse a personas que hacen creer algo que no es verdad o fingir falsedad no concordante con lo que todo el mundo sabe. Resulta una obviedad decir que nuestro entorno está plagado de personas que entran en estas definiciones.

Con toda seguridad tengo el pleno convencimiento de que tanto ustedes, como uno mismo, tenemos archivo común de todos ellos, pero mejor dejarlos tranquilamente con sus delirios de grandeza, aunque las estén pasando de a kilo, y a otra cosa mariposa.

La preocupación, al menos para uno, resulta la constante aparición de políticos y "conseguidores" que, una y otra vez, con cara de cemento armado fingen y aparentan no saber nada de lo que se les atribuye. Su problema es que siempre en vísperas electorales todo se reaviva y los sumideros ya no pueden almacenar tanta porquería.

Todos, de repente, parecen haber perdido la memoria. No saben nada de nada, se hacen los locos o como mucho descargan responsabilidades en sus subordinados. Son cientos los ejemplos en todos los niveles, con sobresaltos a diario con nuevos casos, dando la impresión de que disfrutan de total impunidad.

ERE andaluces, sobres, Gurtel, Púnica, Marea, despilfarro de los fondos mineros, tramas carboneras, comisiones ilegales, obsequios de valor?.. y lo que, seguramente, aún no sabemos. Pero aunque parece que existen pruebas concluyentes, da la sensación de que se deja corre el tiempo hasta que todo se diluya o graciosamente prescriba. Y a vivir, que son dos días.

Como la mayoría de ellos se encuentran en la misma pomada, hay mucho ruido y pocas nueces con debates amañados en los que -por si acasu- no quieren llegar hasta las últimas consecuencias, que sería lo lógico.

Termino reiterando que los de las apariencias casi merecen compasión, pues no dejan de ser unos pobres diablos que a los dos días ya se les nota el "cante". Pero los otros del fingimiento de no conocer lo que se les achaca, tienen el máximo peligro, son una plaga resistente a todo intento de desinfección.

El tiempo pasa y siguen forrándose a nuestra costa, sin que nunca les pase nada, salvo a cuatro pardillos que cargan con algún mochuelu, y cuando queden libres encontrarán la masera repleta.

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