Nadie ganará. Da igual que se decida un gobierno o la independencia. En la jornada de ayer se podían escuchar todo tipo de comentarios, expresados desde la ironía, las tripas o la moderación racional. Un cómico abogaba por instalar una frontera, pero no de pasaportes, sino de foso y cocodrilos, si Cataluña se independizaba. Un amigo insistía en realizar un referéndum "de verdad" en el resto de España para ver si echamos o no a los catalanes: "Qué va a ser eso de echarnos a nosotros con todo el desprecio". Sesudos tertulianos predecían el Apocalipsis económico, "y eso la burguesía catalana no lo va a permitir y menos si queda en manos de la izquierda radical", aunque haya permitido llegar hasta aquí. Otros, más realistas, abogaban ya desde primera hora y sin conocerse el escrutinio por negociar a partir de hoy. Negociar, sí, pero si salen unos y otros de sus trincheras, que nunca son un buen refugio para la política. Pero no pinta nada bien.
