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Al son escocés

Como uno de Sama

Los recuerdos de la estancia en la comarca del Nalón y en Asturias

Comprar una camiseta que lleva "Gascona, bulevar de la sidra" puede ser el mejor regalo que había adquirido para mi padre.

Bueno, lo que empezó como camiseta, ahora más bien parece un tatuaje, por el tiempo que la lleva puesta. El otro día fue a comprar una pinta y la cajera casi dio un salto al ver un cacho de hombre con aspecto de guiri llevando el nombre de un emblema de Asturias puesto.

-¿Por qué lleva usted la camiseta de Oviedo?

-Porque me la compro mi hijo.

-¿Dónde?

-Allí, durante la prueba esa.

-Jolines que guay, yo soy carbayona. ¿Y él vive allí entonces?

-Pues no, vivió en un pueblo cerca, se llama Sama de Langreo.

-¡Joder, mi padre es samense de pura cepa!

Tan pequeño que es el mundo. Igual conozco al paisano. Igual le había visto en la cola para el pan en Juaky, o haciendo footing por la ruta del colesterol. Y bueno, hablo de mi padre porque a la vuelta de la esquina va a soplar unas cuantas velas, 60, para ser correcto, y me ha pedido llevarle al extranjero un par de días. Y, cuando me dijo que no estaría nada mal volver a "tu segunda casa en la Cuenca" pues yo alucinaba un poco. Uno, que tiene malos recuerdos gracias a beber un poco más de sidra de la cuenta en La Felguera. Y dos, le gusta poco subir a un avión estos días con todas las movidas que están pasando.

Igual pillamos un taxi desde Edimburgo y hacemos un "sin-pa" cuando pase los túneles de Riañu. Operación Langreo esta en modo "On" si el tiempo lo permite y sería estupendo poder llevarle de birras en La Industria, costillas en el Caldillo y un cafetín en La Mula Torda con vistas al Nalón.

Y si está con ganas de ir de doblete por Mon, pues al Alcotán a las 4 de la mañana. Todo con la camiseta de Gascona o si quiere como un "swag" con la de Harry el Sucio diciendo "Cómo ye ho" con la pistola apretada.

Él sabe que salí de Escocia siendo guaje, sin saber el idioma ni con la capacidad de tener una barba, y volví como hombre, con un poco de barriga y muchos recuerdos, como si la Cuenca fuera mi propia mina. Tantos recuerdos que tengo de haberme hecho allí una vida disfrutona. Sólo me falta ir a caminar con el paraguas puesto en el cuello de la camisa. Bueno, la única mala, según una amiga de Laviana, es que igual me pego demasiado, mientras hablábamos de la juventud hoy en día.

-Piensan que tenían un "swag", jajaja....

-¿Qué pasa, hablo como un adolescente?

-No, hablas como uno de Sama.

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