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Francisco Palacios

Líneas críticas

Francisco Palacios

Cataluña: el telescopio del tiempo

Algunos mitos y creencias de los independentistas

El historiador británico Henry Kamen, residente en Barcelona, acaba de publicar "España y Cataluña. Historia de una pasión", donde hace un recorrido de las relaciones entre España y la región catalana desde los Reyes Católicos hasta el presente. Aunque el núcleo fundamental del ensayo está dedicado a los sucesos de 1714 y a los mitos que ha generado, que son utilizados como arma política por los nacionalistas.

Por ejemplo, cuando el FC Barcelona juega en el Nou Camp, buen número de aficionados se manifiesta con el grito de in-de-pen-denciá en el minuto 17 y 14 segundos, como una suerte de evocación reivindicativa de aquel 11 de septiembre de 1714, fecha en que Barcelona capituló ante los ejércitos borbónicos en el contexto de la Guerra de Sucesión (1701-1715). Una guerra que se desencadenó por las luchas dinásticas entre los Austrias y los Borbones para el cambio de trono en España. Y aunque los nacionalistas lo reducen a un enfrentamiento civil entre españoles, fue una guerra internacional que tuvo amplias repercusiones en Europa.

La principal ceremonia conmemorativa de aquel 11 de septiembre es la ofrenda floral a Rafael Casanova, entonces "conceller en cap" (consejero en jefe), a quien se presenta como mártir de aquella caída de Barcelona: lo cierto es que murió 29 años después de la caída de Barcelona. Y, según acreditan historiadores solventes, Casanova nunca fue independentista.

Haciendo una pirueta e el tiempo, los Juegos Olímpicos de 1992 supusieron para Barcelona un espaldarazo sin precedentes. Permitieron modificar radicalmente la estructura de la ciudad, para lo cual se realizó una inversión que superó los doce mil millones de dólares, cuatro veces más de lo presupuestado. Una fabulosa cifra para aquellos años, en buena parte procedente del Gobierno español.

Y una de las positivas consecuencias de aquella modernización urbana fue el interés extranjero por una ciudad que hasta entonces no había llamado mucho la atención a nivel internacional. Sin embargo, Barcelona ocupa en la actualidad el quinto lugar del destino turístico de Europa y el puesto doce a escala mundial. Los Juegos tuvieron asimismo otras efectos económicos muy favorables: en 1991 el aeropuerto de Barcelona ofreció servicios a casi 3 millones de personas. En 2012 esa cifra se elevaba a los los 21 millones: siete veces más. Y entre esas dos fechas, el producto interior bruto por turismo de la ciudad catalana pasó del 2% al 12,5%.

Por otra parte, Kamen denuncia en este libro que la desinformación sistemática de la Generalidad en estos años ha contribuido a la confusión general, y "ha excitado un enorme entusiasmo en amplios sectores de la población", con dos argumentos elementales y básicos: que España les ha estado "robando", por lo que, con la independencia, les iría mucho mejor y se volvería a conseguir el pleno empleo: como si el paraíso estuviera a la vuelta de vuelta de la esquina.

En definitiva, para historiador británico ha llegado la hora de que los políticos nacionalistas catalanes dejen de lado sus ansias de poder y de riqueza y demuestren de verdad que se dedican a los intereses de los ciudadanos. Antes las personas que la propaganda y el teatro. También sostiene Kamen que el separatismo no tiene hoy ningún sentido, no responde a ninguna necesidad. Que los independentistas no deberían refugiarse en un mundo cada vez más pequeño, de horizontes muy limitados. Un mundo controlado por burócratas corruptos y élites burgueses que creen en ideologías que "pueden parecer reales arriba, en la montaña, pero aquí abajo, en el valle, no son más que el material del que están hechos los sueños". Ya lo dijo el clásico: dejad de atormentar nuestras débiles almas con proyectos eternos.

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