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Dando la lata

Das auto

La polémica generada por el "caso Wolkswagen"

Desde luego que los alemanes también saben armarlas bien gordas. El escándalo Volkswagen es buen ejemplo de ello. Una estafa global en toda regla, sí señor. En España tenemos una acreditada reputación en materia de choriceo y latrocinio a manos llenas. Pero lo nuestro parece algo más simple, de robar por aquí y por allá, de evadir todo lo que se pueda y llevarse la pasta a los paraísos. Ahí tenemos a Rato, un tipo que acostumbraba a hablar ex cátedra, a dar lecciones a diestro y siniestro, y mira tú por dónde, parece que el pollo ha estado llevándoselo crudo ya desde antes de la apoteosis de Bankia. Qué vergüenza, Rato. El oráculo de la economía patria, el que no llegó a la presidencia del Gobierno por los pelos, el que tan certeramente disparó contra el desmadre socialista, nuestra pica en el FMI, con mierda hasta las orejas. Y nuevamente me pregunto: ¿Para qué tanto? ¿Cuánto piensa vivir para poder disfrutar de todo lo afanado?

Pero la que han liado los alemanes es infinitamente más sofisticada, con una picardía tecnológica alucinante. Cómo me gustaría conocer al genio que tuvo la idea de poner en la calle unos coches capaces de identificar que van a ser inspeccionados, momento en el que rebajan los niveles de emisiones contaminantes. Es una chorizada, sí, pero con un componente científico impresionante. Y nada menos que once millones de coches tramposos circulando por el mundo. Sobresaliente. Lástima que los platos rotos de este glorioso estropicio vayan a ser costeados por los de siempre, la fuerza trabajadora de la empresa, que ninguna responsabilidad tiene en la superestafa. ¿Habrá drásticos recortes de los emolumentos de la cúpula directiva? Por lo que leí el otro día, el dimitido presidente de la compañía se fue para casa con un dineral. Y los que le sigan tampoco saldrán con las manos vacías, cuando lo lógico sería proceder en sentido contrario, esto es, intentar compensar el daño ocasionado rascándole el bolsillo a los responsables.

Por cierto, no veo anuncios de Volkswagen en la televisión. Como si se hubieran evaporado. Ya no oigo esa voz grave, seria y cargada de solemnidad que dice "Das auto". Una voz que hoy da risa. Y pena al pensar en los que van a pagar el pato.

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