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Francisco Palacios

De tramas negras y negocios turbios

Un libro sobre la corrupción y el clientelismo de ciertas cúpulas sindicales y políticas

Históricamente, la corrupción atraviesa civilizaciones, pueblos, sistemas políticos, organizaciones sindicales, estamentos sociales: las más diversas instituciones. Y sobre los efectos de la corrupción y del clientelismo sindical y político trata el libro que presentó Antonio Saavedra este pasado jueves, en la Casa Cultura de Sama, ante un público numeroso y expectante. Se titula "Villamocho: la corrupción en el sindicalismo minero", y está prologado por el periodista Xuan Cándano.

Aunque el hilo conductor del libro son fundamentalmente los antecedentes y las peripecias del caso Villa, sus análisis y críticas abarcan otros muchos aspectos de ciertas cúpulas del Sindicado Minero. Y también del Partido Socialista, por sus vínculos entre las dos organizaciones.

Escribe Cándano en el prólogo que Villa llegó a ser un "semidiós". Un gran impostor que gozó de un poder nunca conocido en Asturias. Un poder inmenso que le permitió convertirse en el responsable de un régimen clientelar durante más de tres décadas. Un personaje al que adulaban "catedráticos, gobernantes, banqueros".

Saavedra fue el primero que denunció en su día la llamada trama carbonera: un fraude de centenares de millones. Al principio sin éxito: el viento de la historia no era entonces favorable para ese tipo de denuncias Pero al fin han sido procesados y condenados algunos de los responsables de esos negocios turbios.

En este libro, de 250 páginas, Saavedra, además de relatar sus propias experiencias como líder sindical y político activo que ha sido aporta un sinfín de datos, cifras, fechas, acontecimientos, lugares, denuncias, personajes (más de mil, según su autor), así como un amplio y significativo anecdotario sobre sus propias experiencias,

Asimismo, en el libro se incluyen algunos documentos históricos realmente valiosos, como el que revela la tolerancia de Primo de Rivera "con las asociaciones de carácter socialista". Esa colaboración de algunos dirigentes del Partido Socialista y del Sindicato Minero desencadenaría duros debates internos en el seno de ambas organizaciones tras romper con el dictador.

Por otra parte, cuando el actual presidente del Principado de Asturias y secretario general de la Federación Socialista Asturiana (FSA), Javier Fernández, se enteró del fraude de Villa declaró sin ambages que ese caso "era peor que el de familia Pujol y el de las tarjetas opacas de Bankia": Villa fue expulsado fulminantemente del PSOE.

A propósito, entre los comportamientos de Pujol y Villa existen evidentes paralelismos y alguna clara diferencia. Ambos gozaron de un poder casi sin límites en sus respectivos territorios. El nacionalista Pujol utilizó el victimismo, la banca y se cubrió con la bandera catalana para tratar de ocultar (aunque sólo relativamente) sus corrupciones y miserias. Mientras que Villa se construyó un mito como defensor a ultranza de los la minería y de los mineros, así como de unas Cuencas que le permitieron convertirse casi en el virrey asturiano durante más de treinta años.

Villa no compareció ante la comisión parlamentaria que lo investigaba, alegando que sufría un "síndrome confusional". Pujol no sólo declaró en el Parlamento catalán, sino que abroncó a los políticos allí presentes, sobre todo a los de su partido. Y con una muy débil oposición, impuso su autoridad dando puñetazos en la mesa y amenazando iracundo que, "si cae una rama del árbol, al final caerán todas". Un aviso para navegantes.

De cualquier modo, resultaría escandaloso que Villa se convirtiera en un mero chivo expiatorio para ocultar otras muchas connivencias y responsabilidades de muy diferente jerarquía.

En resumen, creo que este último libro de Antón Saavedra es de gran interés para conocer una parte muy significativa de la historia contemporánea de nuestro país. Un libro recomendable (con sus excesos y sus vehemencias) por muy diferentes razones.

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