Siempre creí y muchas veces utilicé este término de descabalado, y hasta hoy, en octubre de este año 2015, no me dio por mirar en el diccionario la amplitud de su definición: incompleto, desparejado, mutilado, suelto. Para mí siempre pensé en algo que le faltaba, a lo sumo descordinado, sin orden ni concierto.
Y así continuaba elucubrando (imaginar cosas sin tener mucho fundamento) sobre el mundo, de como está funcionando, valga la expresión, todo este maremagnum de planeta tierra en estos momentos del siglo XXI. Que mejor titularía confusionismo y no "confucionismo" (doctrinas morales y religiosas predicadas por los discípulos de Confucio), porque ya quisiésemos que la moralidad y religiosidad estuviese presente en muchos de nuestros actos humanos.
Descabalado medio mundo por lo menos, en guerra unos cuantos países, codicia en gran parte de esos actos, un Papa desde el Vaticano que está sentando nuevas bases, perdonando por un lado y condenando por otro, con una sencillez no vista hasta ahora por los "príncipes" de la Iglesia Católica.
Países rotos, descabalados, familias desunidas, mortandad incalculable en niños, nuevas enfermedades sin curación, otras viejas sin poner al alcance en su curación.
Y no sigo, porque el ser hoy Día de la Hispanidad, del Pilar en Zaragoza, en vez de alegrarme me entristece. Con el único deseo de que las cosas se arreglen y tornemos hacia una paz justa y duradera, eso, sin descalabros.
