La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Desde mi Mieres del Camino

Asociación de Aprendices de Fábrica de Mieres

Casi quinientos operarios salieron de esta escuela

Ya no suena el rítmico estruendo de engranajes en la que fue vieja "fabricona", ni el turullo de los horarios de laboreo, ni tampoco el traquetreo de trenes, por el centro de Mieres, procedentes de Polio, Tres Amigos o Barredo. Han pasado años, los últimos cuarenta o cincuenta y Mieres perdió, en ese tiempo -más o menos- su peso específico de centro neurálgico de producción siderometalúrgica, mientras que la minería permanece ya de una forma testimonial, todo como consecuencia de ciertas políticas de concentración industrial en dos gigantes sectoriales, Ensidesa y Hunosa, que a la larga, como consecuencia del fuerte desfase económico que producían a las arcas estatales y a las "órdenes" del entonces llamado Mercado Común, rompieron filas para dejar esta santa tierra de la cuenca del Caudal, en una especie de solar bonito y agradable, desde luego, pero exento casi de actividad productiva, con el correspondiente éxodo humano y la población envejecida.

Pero, ciertos rasgos de ese pretérito expansivo y creador de empleo, aunque casi siempre con las lógicas carencias de salarios y condiciones sociales dignas, quedan patentes, no solo en la memoria de sus protagonistas vivos, sino también en la cadencia actual de ciertos movimientos recordatorios y persistentes. En octubre del 2006 era legalizada la Asociación de Aprendices de Fábrica de Mieres, al cumplirse los cincuenta años de la creación de su Escuela por iniciativa de la propia empresa para abastecer sus exigencias de mano de obra especializada.

Cierto era el destino de aquella iniciativa aunque muchos de los cuatrocientos cuarenta y cuatro alumnos que pasaron por ella, tomaron nuevos rumbos con la base de sus estudios en la escuela y alcanzaron nuevos estatus de actividad laboral y social. Como bien expone en el formidable álbum -más que álbum, magnífico volumen recopilatorio de la historia de la Escuela y de la Asociación- el que fue alumno José Manuel Ongallo Acedo, "Quién me iba a decir a mi , en aquella época, que terminaría siendo el ingeniero jefe del pozo Polio en el año 1983. La Escuela de Aprendices, sin duda fue la culpable".

No es intención, de este reportaje, detenerse en la historia de Fábrica de Mieres, aunque en el libro figura una breve reseña, ni tampoco personalizar su meollo en el discurrir de su Escuela de Aprendices. Todo queda perfectamente definido y equipado en el libro que vio la luz tras los actos del día siete de octubre del 2006, con motivo de la celebración de su cincuentenario, aunque si merece la pena dejar constancia de algunos rasgos de interés general e histórico.

Fue en 1956 cuando Fábrica de Mieres decide llevar la formación de sus futuros operadores a una escuela ajena de los talleres de la empresa, aunque de principio eran solo las clases teóricas pero terminaron por ser también las prácticas en el edificio que aún se levanta hoy, como Escuela de Música Municipal, en la llamada calle Escuela de Capataces. Era decisión de la propia entidad metalúrgica y la prestación académica de los Hermanos de La Salle, para aquellos alumnos que superaban la prueba inicial, procedentes del Colegio Santiago Apóstol, regido por los mismos religiosos del "Baberu" y también bajo la tutela de la Empresa, y que se iniciaban como preaprendices para pasar a los tres cursos del apendizaje definitivo.

En ese orden fueron directores en su largo recorrido de medio siglo, Martín Masvidal y Santiago Paja, como jefes de estudios los hermanos Fernando Nistal, Francisco Rivera y Jaime Ayala. En la lista de profesores de Aprendices figuraron los Hermanos Ambrosio Ibáñez, Antonio de La Torre, Desiderio Guazo, José Andrés García, Ignacio Sanjuán, Rosendo González y Fidel Martín, mientras que como seglares estuvieron Mario Vicente García, Pío Quirós, Avelino Menéndez, Arturo González, Alfredo Visiola, Fernando Martínez, José Álvarez y Antonio Garrido, más el sacerdote Francisco Sevares. Por su parte los preaprendices recibían la instrucción del propio Mario Vicente García y de los frailes Andrés Sancho, Gregorio González, Carlos López, Buenaventura López, Julián García, Fernando Castrillo y Pablo Pavía. También figuraron Humberto Hurtado, Luis González, Florentino Fernández, Fermín Grande, Eugenio Salgado, el Hermano Bautista Rodríguez, Moisés González, José Luis Piquero y el Rvdo. José Manuel Orvíz. Como personal subalterno Benigno R. Sánchez, secretario y César Tamargo conserje.

Con el éxodo metalúrgico hacia la costa asturiana, tras la fusión de varias factorías y la declaración de empresa pública como Uninsa y Ensidesa, allá por la década de los setenta, decayó y puso fin la Escuela de Aprendices de Fábrica de Mieres, donde, tras la reválida oportuna, salieron esos cerca de cuatrocientos cincuenta oficiales entre soldadores, caldereros, electricistas, torneos, ajustadores y demás. ¿Quedó anulada por completo esta actividad? Pues no. En el hoy instituto "Sánchez Lastra" donde antes estuvo la popularmente conocida como "Maestría Industrial", sigue esta formación profesional (FP), aunque en menor medida.

Mientras tanto desde hace treinta y un años, de forma oficiosa, los antiguos alumnos de la vieja escuela, recordaban tiempos y vivencias, en torno a una comida anual que tomó carta de naturaleza, como movimiento reconocido con todos los honores, en el 2006 como la Asociación de Aprendices de Fábrica de Mieres, cuya Junta Directiva está formada de la siguiente manera: Presidente, Eugenio Vidal. Vicepresidente: Ángel García. Tesorero: José Ramón Pardo. Secretario: José Antonio Fernández. Vocales: Alfredo Fernández, Alfredo García, Arcadio Fernández, Celestino González, Graciano Fernández, José Manuel Ongallo, Julio César Suárez, Mario Antonio García y Raúl Paredes.

El cincuentenario de la Escuela contó con un apretado paquete de actos que culminaron con el descubrimiento de una artística placa colocada a la izquierda de la entrada principal del edificio y que fue obra del escultor José M. Félix Magdalena, antiguo alumno del centro, acto que correspondió al entonces Conde de Mieres, Manuel Loring y Martinez de Irujo hijo del fundador del centro, ante la presencia de autoridades regionales, municipales y otras representaciones.

Los fines principales de la Asociación se centran en mantener la unión de sus afiliados -actualmente setenta- grupo de apoyo, contribución al prestigio de la enseñanza de FP, mantener el recuerdo y la convivencia de aquellos tiempos, fomento de la amistad entre asociados y sus familiares, a la vez que, entre otros propósitos, se declara independiente, tanto de política como de confesiones religiosas, "sin olvidar la formación recibida de los Hermanos de La Salle".

La publicación que recoge, escrita y gráficamente, lo expuesto, bajo el título de "Formando Futuro", editada por la Asociación, contó con las colaboraciones de Félix Magdalena, Jaime Fernández, Graciano Fernández, José A. Fernández, Alfredo Fernández, Angel García, Salvador González, Arturo González, Jose Ramón Morago, José M. Ongallo, José R. Pardo, Juan Luis P. Amato, Héctor Rodriguez, Antonio Rodriguez, Santiago D. Suárez, José R. Suárez, Julio C. Suárez, Eugenio Vidal y José Zapico, más las ilustraciones de Garrido, la documentación de José A. Fernández y Ángel García y las fotos de Alfredo García, José Luis Alvarez, José A. Fernández y Antonio Menéndez, todo bajo la coordinación de Ángel García Díaz.

Cada año los alumnos más destacados de FP en el "Sánchez Lastra", reciben una artística estatuilla obra de Félix Magdalena y un diploma, de manos de la Asociación, como señal inequívoca del buen final de su formación, según palabras del presidente Eugenio Vidal.

Compartir el artículo

stats