Agradezco de corazón y me emociona profundamente el proyecto de homenaje a mi persona y a la obra de Mensajeros de la Paz que han emprendido los vecinos de La Rebollada (Mieres), mi pueblo natal. Para mí es un orgullo inmenso recibir de esta forma, y una vez más, el cariño y el reconocimiento de mi gente. Pero sólo con la mera intención, con el simple deseo, hubiera bastado. Me abruma de manera especial la recogida de fondos para erigir una escultura con mi efigie, y en cierto modo hasta me duele el gasto que eso supondría, y más en los tiempos que corren cuando hay necesidades en muchas familias en Asturias, en España y en tantísimos otros lugares del mundo.
He hablado con la Asociación de Vecinos de La Rebollada, y con Sabino García, su presidente, y les he comentado que si hubiese alguna persona que quiera colaborar económicamente a apoyar a Mensajeros de la Paz, que esa suscripción se destine a los comedores sociales, al Banco Solidario, a la ayuda de refugiados o a algún otro proyecto social nuestro o de otra entidad benéfica. Así el homenaje sería igual, mi orgullo aún mayor y la alegría, en vez de ser para uno solo, se multiplicaría entre muchos otros miles que realmente la necesitan.
De verdad, muchas gracias a todos.
