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Desde la Meseta

El patadón

Una cosa lleva a la otra. Verán cómo. No voy a entrar en detalles concretos del accidente que pudo ser hasta mortal, cuando Valentino Rossi empujó -término suave- a Marc Márquez en plena curva de un "patadón", y que hoy dirimirán en la última carrerera del mundial. Se dijo que no había sido como se contó en sus inicios, porque primero el español había provocado al italiano. Para mí revivió un suceso que sí fue un patadón sin consecuencias. Venía de Madrid, ya había pasado Mieres y, por la autovía, llegaba a La Pereda y ya entrando en el túnel que desemboca en el pueblo de Olloniego, sentí un ruido fuera de la común que venía detrás de nosotros: era un grupo de motoristas. Les recuerdo que en dicho túnel la velocidad está limitada a 90 km/hora. Delante de mi discurría un camión con carga en marcha lenta, con lo que procedí a adelantarle, lógicamente por la izquierda. Aun no había acabado la maniobra, cuando por la derecha me adelantó un grupo de motoristas con aquel ruido ensordecedor. Cuando observé por el retrovisor que ya no venían más, puse el indicador para ponerme en el carril derecho. Justo en ese momento que iniciaba tal maniobra, un motorista que no iba en el grupo anterior, me adelantaba por la izquierda, se puso a mi altura y le dio un soberbio patadón al coche a la altura de la aleta izquierda que sonó... Me asustó lógicamente, disminuí la velocidad pensando que me había causado algún destrozo, en tanto él aumentaba su marcha y desaparecía a la posible caza de sus compañeros. Saliendo del túnel, paré para observar el posible daño de chapa y por suerte nada grave había ocurrido. ¡Cosas que le ocurren a uno!

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