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Historia de una amistad

La relación del autor con Pablo Antón Marín Estrada, que el viernes presenta dos nuevos libros

Otoño de 1980. En la plaza de La Salve de Sama espero el autobús a Oviedo para ir a mis clases en la facultad de Filología. Se me acerca un crío (yo también lo soy, diecisiete años), que no tendrá más allá de catorce primaveras; se presenta ("¡Hola, Lauriño!, soy Pablo") y me dice no sé qué de una asamblea de poetas jóvenes que está montando no sé quién en la zona del Nalón. No le hago mucho caso, la verdad.

Invierno de 1980-1981. En la tertulia literaria langreana del doctor Torrecilla mi buen amigo Marcelino Suárez Ardura nos enseña a los concurrentes un recorte de "LA NUEVA ESPAÑA" en el que dos poetas de El Entrego desean contactar con poetas jóvenes de la cuenca del Nalón para formar, o intervenir, en una asamblea idéntica a la otra, o tal vez en la misma. Son Casimiro Palacios García y Severino García Fernández. Al día siguiente vamos los dos a El Entrego y visitamos a la madre de Severino: él está en clase, así que no podemos arreglar nada. Luego hablamos por teléfono y en una segunda cita ya arreglamos el mundo y sostenemos una virulenta, agria y descomedida polémica sobre Gustavo Adolfo Bécquer mientras fumamos Celtas cortos y bebemos cerveza en la cafetería La Paz. Luego vendrán Maiakovski, Neruda, Pessoa, Pasolini, Kerouac, el padre Galo, Cervantes o Leopoldo María Panero..., etc.

Primavera de 1981. Casimiro Palacios, Severino García, Marcelino Suárez, José Ramón García Somoza, Boni Pérez (que no está presente) y Pablo Antón Marín Estrada, además de un servidor, celebramos el primer recital poético de la Degeneración de 1981 en el instituto de Sama. A Pablo ya estamos empezando a hacerle caso, pero poco.

Primavera de 1983. Se celebra el segundo recital de la Degeneración. Sale a la luz "Esta noche: la cantante melenuda", un libro antológico de disparates poéticos en el que colaboramos los anteriores y algunos otros (Carlos Fernández Rosa, José Luis Peruyero), con prólogo de Próspero Morán y edición a cargo del Ayuntamiento de Langreo. También vamos a la discoteca Madison y escuchamos a los Rolling (nunca fuimos mucho de los Beatles), a Deep Purple, Jimi Hendrix, Pink Flyd, Lou Reed o Víctor Manuel..., etc.

1984-2015. A partir de entonces el mundo se desboca. Según vamos cumpliendo años las cosas parecen pasar muy deprisa. Pablo Antón comienza a ganar concursos de poesía en asturiano, se va a vivir a Gijón, mantenemos una correspondencia postal (de la de antes, con sobres, sellos y demás) que aún conservo (espero que él también la mía) aunque no me atrevo a enseñarla a nadie. Pablo comienza a editar libros, de poesía, de cuentos, novelas; comienza a ganar concursos de ámbito estatal, comienza a ser conocido como uno de los máximos exponentes del "surdimientu" de la literatura en asturiano. Ahora ya todo el mundo, y no solo nosotros, le hace caso a Pablo. Y mucho. Todos lo hemos ansiado, pero es aquel guaje que me había interceptado en la parada del Alcotán en Sama quien se convierte en un gran escritor. Así que, ahora, ya bien avanzado el siglo XXI, con todos peinando canas (algunos a duras penas, ¡tanto echamos de menos las melenas de antaño!), qué vamos a decir del único de nosotros que se ha convertido en un escritor profesional..., qué vamos a decir de Antón que ya no se sepa, y menos en las cuencas ex mineras.

Otoño de 2015. Se presentan en la Casa de la Buelga, en Ciaño, el viernes, día 13 de noviembre, a las siete y media de la tarde, en un acto organizado por Cauce del Nalón y el Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas, los dos últimos libros (hasta la fecha, y esperemos muchos más) de Pablo Antón Marín Estrada: "Un palaciu enllenu d'ortigues" y "Fábules humanes". Allí nos vemos.

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