La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Dando la lata

Admiración

Muy guapo el anuncio del Banco Sabadell. Rafa Nadal pasea tranquilamente por el campo con su tío Miguel Ángel. Y reflexionan. La vida, el esfuerzo, la motivación, el futuro? Nadal es uno de esos tipos que tienen la facultad de caer bien. Parece razonable, sensato, tratable y con los pies en el suelo. Algo muy poco habitual en personajes tan jóvenes, tan triunfadores y tan ricos. Es, sin duda, una excepción.

Y vaya por delante mi admiración. Pero, tras ver el anuncio, pienso: ¿Qué hace este chico para volar tan alto, para merecer un reconocimiento prácticamente universal, para ser un ejemplo a seguir? Pues se pasa la vida dándole mandobles a una pelotita, de acá para allá, golpe tras golpe. Que lo hace muy bien es indudable. Pero eso es todo. No investiga para curar enfermedades, no trabaja en la solución de los problemas de la gente, no lucha por salvar vidas, no se esmera para procurar un mundo mejor. Ni siquiera presta un servicio a nadie. No sirve ni conduce ni consuela ni escucha ni aconseja ni alimenta ni atiende ni auxilia a nadie. Simplemente juega al tenis, una actividad que no produce mayores avances a la humanidad y por la que es inmensamente recompensado. Nadal no remedia ninguno de los problemas y necesidades que podamos tener. Dándole raquetazos a una bola no nos provee de un refresco, no nos transporta, no nos vacuna contra la gripe, no nos defiende en un pleito, no nos envuelve unos lomos de merluza, no nos soluciona la fuga de agua, no limpia una acera, no nos gestiona unos billetes de tren, no educa a los niños. En definitiva, no hace nada por nosotros. Solamente nos entretiene. Y, curiosamente, sentimos por él una tremenda admiración. Y nos emocionamos en sus victorias. Y nos entristecemos en sus malos momentos. Sin embargo, a todos esos que cada día hacen algo por nosotros, que nos facilitan la vida, no les dedicamos ni un simple gesto de agradecimiento. Sin Nadal, Ronaldo, Messi o Beyoncé nuestra vida no se vería afectada. Sin un médico, una abogada, un agricultor, una conductora de autobús, un carnicero, una cartera, un cajero, una recepcionista, un panadero, una policía, un antenista, nuestro día a día se complicaría y, en algunos casos, mucho.

Compartir el artículo

stats