La lógica se vuelve ilógica en Mieres. El patronato del centro de Soft Computing del campus ha decidido su cierre. Aduce razones económicas. Nadie quiere financiarlo. Un argumento pobre si atendemos a que cuando fue abierto a bombo y platillo se afirmaba que su rentabilidad sería intangible. La lógica difusa trabajaría para facilitar el desarrollo de las empresas con el manido concepto de I+D+i por ser tan usado como desaprovechado. Además, nos daría esplendor. Diez años después, con argumentos deslucidos y roñosos, se echan por el suelo tantos éxitos prometidos. La Fundación Cajastur no quiere aportar más dinero, el Principado retiró las ayudas y el centro no alcanzó la excelencia esperada. Las acusaciones se cruzan y dejan en evidencia un nuevo fracaso de las iniciativas para relanzar las Cuencas y Asturias. Parece lógico pensar que en el Soft Computing nadie es inocente, todos son ilógicamente culpables.