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Después de Dios la casa de Quirós

El polémico traslado de la colección de arte del IES Bernaldo de Quirós de Mieres

Yo creía que era normal ir a un instituto en el que había una colección de arte como la que tenemos. Yo creía que era normal que Alberti, Cela o Gala, vinieran aquí a darme a mí, un guaje de Requejo, una conferencia. Yo creía que era normal que hubiera por los pasillos una exposición de grabados de Goya. Yo creía que era normal. Pero Carmen Díaz Castañón no era normal.

Cuando subió al cargo de director José Fernández, a mí no me parecía estar a la altura de ocupar el puesto de Carmen, ni me parece tampoco Ana Esther, no porque no tengan su nivel intelectual (¡a ver quién lo tiene!), sino porque, de alguna manera, Carmen le dio al cargo de director del instituto un valor totalmente excepcional.

Con el tiempo he agradecido la labor de José Fernández manteniendo el palpito artístico en el centro y, sin duda, acabaré cogiéndole cariño a Ana Esther Velázquez, que con ese apellido no puede traernos más que alegría a los amantes del arte; además su bondad me la trasladan sus compañeros y alumnos de filosofía agradecidos.

En el 1993, propuse que la Casa Duró debía de albergar la colección del Bernaldo de Quirós. En uno de los libros de la vitrina que uno se encuentra al entrar hoy en el Instituto aparece en su portada, el palacio de Camposagrado como una continuidad con la Plaza y la Capilla del Carmen y la Casa Duró. Llevo varios años intentando convencer (22 concretamente), desde un segundo plano (¿quién soy yo para hacerlo?), a las partes intervinientes para que la magnífica colección tenga el lugar que merece y que la población de Mieres y visitantes puedan disfrutar, los fines de semana también, de la misma. Es decir, para que la colección cruce la calle y el Museo de la Plaza del Carmen, se convierta en el Museo de Carmen. Paso ahora con este artículo al frente abierto porque, cuando todo iba bien, me sentía pagado viendo la colección dignamente alojada. Ahora, que con esa actitud tan nuestra de "patá al calderu" se quiere tambalear lo tan loable y generosamente llevado a cabo por las partes (Instituto, Ayuntamiento, Consejería) quiero, si hay tortas, que me las den a mí el primero.

Seamos sinceros, nadie en los años del instituto accedió a esa sala más de tres veces. Se acabó convirtiendo en esa salita con bandejas de plata que teníamos todos en casa para cuando venían las visitas. Pero ya no son tiempos de "activos ociosos", y menos en Mieres, donde todo incentivo que fomente el orgullo local es poco.

Ahora, no tengo vergüenza, voy a escribir sobre Educación y Filosofía. Sobre Educación voy a hablar de un colegio en Cambridge, Impington, que conozco bien, y proyectó en 1936 el famoso arquitecto Walter Gropius (que también diseñó y dirigió la Bauhaus, como saben la más famosa escuela de arte y diseño). Maxwell Frey, que trabajó con él, escribió un libro de arquitectura en esos años y dice que lo más innovador del centro no es la arquitectura sino el hecho de que no está cerrado a la población sino que está abierto para que la gente siga acudiendo y poder continuar con la labor educativa tras finalizar los estudios. En nuestro país el título, da igual si de secundaria o de doctor, se ve como un fin, cuando en realidad se debe de ver como un principio: el comenzar a seguir formándote. Y para eso es necesario, para que nos sigáis educando, abrir el centro más importante de radiación cultural a todos los ciudadanos.

Para meternos en filosofía voy a tomar la actitud de Gadamer y ponerme en la piel del otro, pensar qué puede haber en la postura contraria a la mía, quién puede ver algo malo en aprovechar la generosidad del Ayuntamiento de Mieres cediendo un Museo totalmente instalado para acoger la colección y la consejería pagando personal, seguridad, calefacción?

Y casualmente, poniéndome en la piel del otro y habiendo leído lo que decía este mismo periódico sobre una vinculación al Museo de Bellas Artes, un centro internacional? veo las cosas de otra manera. Me pregunto si la soberanía del Instituto y su vinculación total quedan en el convenio firmado salvaguardadas. Porque la Casa Duró y el Museo de Bellas Artes son dos cosas muy diferentes.

De los 30 artistas representados en el Museo de Arte Contemporáneo Español de Cuenca, "Las casas colgantes" proyecto muy respetuoso con el patrimonio de la mano de Zobel (también representado aquí) y que es el más prestigioso museo de esos años del país, hay 19 en esta colección mierense. Cuenca en las Cuencas, en nuestras cuencas. Y todo esto sin un virrey, poco a poco forjando cabezas. Y todo nuestro, del Instituto.

Con este mismo criterio restaurador de Cuenca, que nos recuerda la definición de Torga de la cultura que decía que debe ser: "como la casa del pueblo pero con las ventanas abiertas al aire de lo Universal", así enfocamos la restauración de la Casa Duró, que recuperó una ruina de 1666 y por tanto uno de los edificios más antiguos del concejo. Muy al contrario, el museo de Bellas Artes, prepotente, se llevó por delante una manzana con sus palacios en el centro histórico y patrimonial de Oviedo. La Casa Duró la hicimos desde aquí con menos de cuatrocientos mil euros y a ver si pueden conseguir saber lo que llevamos gastado en el de Bellas Artes de Oviedo. Además la colección del Bernaldo de Quirós fue gestionada y pagada desde aquí y el Bellas Artes expone obra privada en su colección más contemporánea.

No parece pues que se hayan hecho nada mal las cosas desde aquí como para necesitar un control desde afuera. Consejero: necesitamos su apoyo económico, pero no sus lecciones.

Lo que quiero decir, es que si me pongo en la posición del instituto y empiezo a recordar como marchaban para Gijón las máquinas históricas de tren para el Museo del Ferrocarril, como marchó el Pabellón de la Expo que fuimos los primeros en pedir, la portada románica de la iglesia de San Juan? Uno entiende la postura de la dirección del instituto y no le queda más remedio, y saben lo mucho que me pesa, que alinearse, como ex alumno orgulloso, con ella y decir: ¡que la colección del instituto se queda en el instituto! y sólo va a la Casa Duro, al museo de Carmen, bajo un control total desde el centro.

Por tanto: peso preponderante (mejor absoluto) y con derecho a veto del director del instituto (del cargo no de la persona), vinculación total y política cultural dirigida desde el centro, apareciendo las magníficas exposiciones, como la de María Jesús Rodríguez en este momento, en el propio edificio de Camposagrado, pero realizando conciertos, conferencias, presentaciones? en el ámbito más público de la casona del XVII. Es decir, como cuando casas a un hijo, que ganas una hija. El instituto gana una nueva instalación.

El pasado martes estaba en la National Gallery de Dublín y sobre un cristal aparecía escrito un pensamiento del Nobel irlandés Bernard Shaw: "Usamos el espejo para ver nuestro rostro, y las obras de arte para ver nuestro alma." Mire en su alma, flamante consejero, y diga claramente si quiere apoyarnos o quiere en realidad chulearnos nuestro Navascués; y flamante directora, por favor, mire en su alma y piense si quiere abrir su cultura a la villa de Mieres o hacer del arroyo Duró un foso de castillo.

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