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De vuelta por el camino de Bembereke

Un grupo de ciudadanos vuelve al país africano con su pequeña y valiosa aportación

Un año más, volvemos a Bembereke a encontrarnos con esa cruel realidad en la que hemos condenado a vivir a una parte muy importante de la población mundial, volveremos a sentir la impotencia contenida de no ser capaces de dar una respuesta global a los problemas que los seguirán acompañando tristemente cada día , volveremos a sentir en nuestros estómagos calientes y bien llenos la malnutrición congénita de miles de niños que mueren diariamente por no tener una alimentación adecuada , volveremos a sufrir al lado de enfermos cuyas enfermedades son fácilmente curables, pero que al no ser un negocio para las grandes multinacionales farmacéuticas se mueren a diario por miles, volveremos a ver a niños con unas ganas enormes de estudiar y formarse en escuelas desvencijadas y que no lo pueden hacer porque sus padres no tienen recursos para pagarles esa escuela , volveremos a reírnos con las mujeres cargadas de niños pequeños que están picando piedra para obtener algún recurso con el que sacar a delante a su prole, volveremos a entrar en poblados en donde solo los misioneros llegan y a encontrarnos como si hubiéramos hecho un viaje al paleolítico, volveremos en definitiva a sentir con nuestros hermanos de Bembereke su agradable acogida, su eterna y amplia sonrisa y su bondad, pues aún no teniendo prácticamente nada, enseguida tratan de darnos todo lo que tienen.

De alguna forma hemos de tratar que esto que les cuento deje de ser una realidad cotidiana, aunque no se hable mucho de ello no es menos cierto que casi mil millones de personas de la población mundial vive en estas condiciones y si a eso le añadimos la actual crisis económica que asola nuestros territorios y a sus pobladores, la actual dinámica belicista derivada de los atentados y las pateras que siguen llegando con personas que simplemente huyen del hambre y la miseria el espectáculo no puede ser más desolador , pero es precisamente en estos momentos cuando hace falta concienciarnos de que esto solo se resuelve si cada uno de nosotros aporta un poco y así entre todos empujamos a nuestros dirigentes a que de una vez por todas den una solución a los problemas de verdad de las personas.

Nosotros, entre tanto volvemos, la buena de Conchita, esa blimeína incansable ya tiene llenas sus maletas de cosines para sus nenos y junto a María José y Paulina van a realizar algún proyecto con las mujeres de esos poblados, además con los 250 kilos que van en nuestras maletas equiparemos varios equipos de fútbol gracias al Alcava, llevaremos medicinas a los hospitales, material escolar a los colegios y cuando salgamos de los poblados los niños que nos recibieron desnudos se quedaran vestidos con una camiseta de varios Ayuntamientos asturianos, de Mapfre, de Liberbank, Alsa, MacDonadls, etcétera.

No es mucho y tampoco soluciona el problema, pero lo dicho, poco a poco se anda el camino y nosotros ya lo estamos haciendo.

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