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Huida a Egipto

Un sello navideño que recuerda el drama de los refugiados que abandonan sus países de origen

Esas procesiones de gente, quizá de pueblos enteros que abandonan sus casas por necesidad, peligrosidad, guerra y vagan por estos mundos de Dios, con cuatro enseres, un trozo de plástico evitando la lluvia, el frío otoñal que se les echa encima, arrastrando como pueden ancianos y niños, estos últimos como futuro de su familia.

Sólo hablan su idioma, pero pronuncian malamente los nombres del país a donde pretenden llegar, que les acojan. Andan por caminos embarrados y como su calzado no está en condiciones ahora ponen bolsas de plástico en sus pies, evitando que el agua y la humedad les cale aún más. Y se mueren en barcazas mientras atraviensan mares para llegar a una Europa que, en buena parte, les pone todas las trabas para acogerlos. Es terrible la miseria y encima vigilados por policía o soldados que impiden se salgan de esa errante fila sin fin.

Por eso hoy me acordé aún más de ellos, al recibir el catálogo de los sellos de Navidad que me llegan de Gran Bretaña y entre ellos la estampa, la imagen de la famosa huída a Egipto de la Sagrada Familia.

Buen sello, buena imagen y, para mí, mal recuerdo de los inmigrantes huyendo. Aquellos que recuerdan como al menos había un burrito que arrastraba parte de la familia. Los de ahora van andando, porque ya no hay animales de tiro, ya que los posibles coches, los que lo tuviesen originalmente, se han quedado atrás sin combustible o estropeados.

O se suben a embarcaciones precarias o atestadas que en muchas ocasiones acaban siendo la tumba de hombres, muejres y niños. ¿Recuerdan la imagen, ya muy olvidada por muchos, del niño ahogado en una playa?

Lo dicho, para mí la Huida a Egipto simboliza la huida a Europa con veinte siglos de diferencia.

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