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Pongamos que hablo de IU

Los resultados obtenidos por la izquierda en las últimas elecciones generales

Establecer un paralelismo con lo que, en mi opinión, está pasando en una parte de la izquierda y lo ocurrido en las últimas elecciones, es hablar del ensimismamiento de mirarse al ombligo de la historia de esa parte. Al igual que aquella reina de Castilla, que paseaba el cadáver de su amado esposo, esta izquierda se mira en el espejo de su ensimismamiento y así evita reconocer lo que fue y ya no es. Que aquella izquierda, hoy es un cadáver, no es exagerar. En su abstracción del mundo exterior, al día de hoy, se traduce en desacuerdos y desavenencias que la conducen, no a la desaparición, sino a tener el mínimo protagonismo en el devenir de la política española.

Pasear las herencias recibidas de personas que fueron y que ahora están muertas puede ser muy válido para patriotas de partido; pero contemplarlo y acariciarlo, en los tiempos presentes raya en la incongruencia. Y qué ocurre en esa izquierda, en esta situación de crisis grave y difícilmente ocultable. En mi opinión, lo que le pasa, es la falta de proyecto unitario, en la idea fundamental de reconstruirse sobre nuevas bases, aportando lo que funciona de las nuevas experiencias de la sociedad, basándose sobre un análisis riguroso del nuevo ciclo que ha comenzado a partir de estas últimas elecciones. Sobre una discusión a fondo, desarrollando líneas de trabajo que den esperanza para la construcción de un bloque plural, que trabajando conjuntamente con los movimientos sociales, y con el movimiento obrero, hoy inexistente, nazca un proyecto político que pueda competir políticamente con la posible reorganización de la fuerza de la derecha, no solo para ganar unas elecciones, que también, sino para ser alternativa social y económica.

Estas elecciones han enviado a la UVI a una parte importante de la izquierda. Una etapa de conmoción política, auspiciada por los nuevos tiempos y por la incorporación de una juventud que nada sabe, o no quiere saber, de viejas glorias, "mochilas" y herencias que se han ido a la ruina, unas muertas y otras desahuciadas políticamente. Otras gentes, otros problemas llaman a la puerta; esta miopía, ensimismada en lo que fue, es la que la evita encontrar una política unificadora en un debate fecundo que tenga en cuenta la exigencia de otras lógicas para llegar a entendimientos mínimos que sean capaces de proyectar en la gente de abajo iniciativas sociales con contenido emancipatorio y al mismo tiempo potenciarlas y activarlas. Huyendo de debates estériles que sólo sirven para el orgasmo intelectual de quienes los propician.

Las elecciones, con una digna victoria de la izquierda, por vez primera, en 69 diputados, a la izquierda del PSOE se han decantado, han colocado a cada uno en su lugar, algunos aún tuvieron suerte; a otros la debacle los ha visitado. A estos últimos, a esta izquierda, me refiero. Me temo, que si no se toma en consideración la situación de "buque al pairo" en la que se encuentra actualmente y no enrocarse en que " bonito era mi valle", quedará ya no coja, sino huérfana de instrumentos que puedan propiciar otra idea de sociedad. Hay gentes de esta izquierda que piensan que aún se está a tiempo de enderezar el rumbo. Es posible. Pero lo que se vislumbra no es precisamente halagüeño. Lo dicho, es sencillamente, una visión, de lo que estaba ocurriendo y de lo que ocurrió, más allá del ninguneo mediático, que sí lo hubo lamentablemente. Pero más lamentable es leer los pobres y nulos resultados que se obtuvieron en Asturias, en las Cuencas, dónde la desaparición del voto a esa organización de la izquierda es preocupante.

Julio Anguita, con su proverbial facundia ya ha sentenciado. "Podemos tiene la responsabilidad de... y que la militancia de IU recuerde que la organización nació para la construcción de una alternativa de gobierno, aunque se ha ido apartando de eso". Pues eso.

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