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1949, la crisis del Caudal Deportivo

Un verano en el que la entidad deportiva mierense estuvo a punto de desaparecer

A finales de la década de los 40 del pasado siglo, el Mieres deportivo se repartía en tres modalidades: el ciclismo, el motorismo y el fútbol. El ciclismo y el motorismo, como se le llamaba entonces, atraían a miles de aficionados cuando se celebraban por San Juan. Pero el Caudal y antes el Racing acapararon en todo tiempo las simpatías deportivas de los mierenses. Valerio, Poliar, Goyín, Adauto, Alvarito, Fuertes, o Carrete forman parte de la nómina importante de aportación de futbolistas a los equipos de postín nacionales que enorgulleció a través del tiempo a los aficionados de la villa.

El año 1949 fue para olvidar por los aficionados caudalistas que asistían en aquel verano a la posibilidad de la desaparición de su club, inmerso en una grave crisis económica y deportiva. La prensa regional recogió durante varias semanas con encuestas la opinión de destacados caudalistas en busca de la política de salvación y defensa de su histórico club.

La crisis institucional estalló cuando la junta directiva, la anterior había estado presidida durante 20 años por Ramón Antuña, presentó en bloque la dimisión dos meses antes de finalizar la competición. La directiva cesante, presidida por Vital Buylla, ante la falta de respuesta de nuevos miembros y la cercanía del comienzo de la temporada oficial, trató de reconducir la situación y para ello convocó sendas reuniones de los exdirectivos. A la primera reunión asistieron 14 y a la segunda solamente 3 por lo que se decide poner el club en manos de la Federación de Fútbol. Se desplazan a Mieres el presidente y el secretario de la Federación Asturiana y tras una reunión de cuatro horas en el Ayuntamiento el presidente federativo ordena se entregue la documentación y las llaves del club a una persona que dos meses más tarde no había aparecido, según relata Buylla en entrevista al diario "Región" del día 24 de junio de 1949. Las dificultades financieras se habían ido soslayando con las aportaciones personales del Conde de Mieres, Manuel Martínez Villada, Gerardo Ríos y Andrés Tresguerres y algunos miembros de la directiva cesante de Vital Buylla.

Ante la grave situación planteada, el Alcalde convocó a una reunión de todas las "fuerzas vivas" de Mieres a fin de ponerle remedio. Se crearon varias comisiones y se recabó el retorno de Ramonín Antuña como presidente, aceptando el cargo durante un año. Antuña refiere en una entrevista en agosto de 1949 el caos en que estaba sumida la sociedad, no se recogía la correspondencia, ni se atendía por tanto a los requerimientos y plazos de la Federación. Finalmente, un día antes de finalizar el plazo de inscripción del equipo se salvó "in extremis".

El problema siguiente que se planteaba de manera urgente era confeccionar una plantilla de jugadores que hiciese un papel digno en una temporada que se anticipaba como de transición, y todo ello a un mes de iniciarse la competición de Liga. Sorprendentemente no sólo se consiguió un equipo decente, sino que estuvo desde principios de la Liga en los puestos altos de la clasificación y terminó campeón de aquella Tercera División cargada de equipos históricos y optó a la liguilla a Segunda División con el Logroñés, San Andrés, Huesca, Tortosa, Condal y Avilés, clasificándose en tercer lugar sin opción al ascenso. Este se produciría el año siguiente tras otra brillante campaña, finalizada como campeón con aquella inolvidable remontada en Tarrasa el 24 de mayo de 1951 de un partido que se perdía en el minuto 69 por 0-4 y que acabó en 5-4 a favor de los caudalistas.

A pesar de los éxitos deportivos una minicrisis retornará al equipo en abril de 1951 al detectarse un movimiento opositor a la directiva y actuar en su defensa las tertulias caudalistas del Bar Caudal, Casa Laureano y Casa Fulgencio y denunciar en la prensa un supuesto "golpe de estado" contra la directiva del Caudal que presidía Antuña, curiosamente cuando el Caudal iba embalado para conseguir el campeonato. Las citadas tertulias criticaban duramente la actitud de los supuestos opositores de Antuña al que defendían a capa y espada y se preguntaban cómo se podía cuestionar a Antuña que lo había sido todo en el club mierense y encima llevaba al equipo en lo más alto de la clasificación...

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