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A mi aire

Cuestión de indiferencia

No voy a divagar sobre lo que está sucediendo en el momento actual, sobre los amasijos que rodean los acontecimientos políticos que nos tienen "entretenidos" prácticamente desde las elecciones de diciembre sobre los no queda ni un solo columnista que haya dejado de meter peseta con su opinión.

En una circunstancia inédita en toda la democracia, parece lógico que existan discusiones apasionadas, cambio de impresiones de cómo cada cual ve lo que está sucediendo, o la defensa de lo que resultaría mejor para el futuro próximo.

Pues no.Resulta llamativa la indiferencia de una inmensa mayoría, seguramente hastiada de tanta porquería acumulada alrededor de la clase política, y a que le da igual ocho que ochenta. Sostienen que la recurrente frase de "son todos iguales" va a seguir muy vigente.

Así que a estas alturas, inmersos todos en juegos florales, sin que se vislumbre un final, tan sólo andan preocupados del devenir los aspirantes a estar en la pomada, que son los que realmente se jugan les fabes.

El personal anda más preocupado con temas más simples, así que esta semana todo giró alrededor del Barça-Atleti, o de la primera cagadita del Madrid de Zidane, pues saben que pase lo que pase los palos que se pierdan le tocarán a él.

Este es un nuen termómetro para calibrar la indiferencia de buena parte de los ciudadanos. Aún estando todo en pañales para saber quién va a gobernar, han podido comprobar a primeras que todas sus promesas solemnes se han ido por el sumidero con tal de gobernar al precio que sea.

Lo que uno observa no es otra cosa que un amplio pasotismo, aunque también podría ser que cada cual no quiera expresar su opinión, como haría en el caso del fútbol, a la espera de cómo termine el culebrón o a que todo reviente.

Al final, decía al inicio del escrito que no iba a divagar, y uno también termina metiendo la consabida peseta en el tema. Disculpas.

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