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De ida y vuelta

No tengo ninguna duda de que el arte necesita soledad, miseria, pasión?, como he leído alguna vez; pero, al mismo tiempo, también estoy convencido de que las manifestaciones artísticas que se encierran siempre a cal y canto dentro de una torre de marfil, corren el riesgo de enmohecerse y, por tanto, de acabar siendo inservibles para la comunidad. Si bien, hay que reconocer que existen creadores a quienes les trae al pairo el disfrute colectivo, empeñados, principalmente, en identificar la Marcha Triunfal de Verdi con sus propias pulsiones artísticas, lo que, a fin de cuentas, es una muestra papable de un arraigado sentimiento elitista o de una cierta incapacidad para comunicarse con el mundo exterior y, en consecuencia, percibir las necesidades de la sociedad que les rodea.

Sin embargo, consciente de que la poesía y la música se alimentan, sobre todo, de sentimientos comunes, como se ha puesto de relieve en innumerables ocasiones, el Centro de Creación Escénica "Carlos Álvarez-Novoa", y más en concreto su director José Ramón (el de Kumen, para entendernos), ha puesto en pie un proyecto que consiste en unir poetas de León y de Langreo, aderezado con una puesta en escena musical (dos guitarras y un violín que alimentarán el fuego de la poesía). Este intercambio de ida y vuelta significa un descubrimiento: viajar no consiste en buscar nuevas tierras, sino en mirarlas con nuevos ojos, y, a la vez, una extraordinaria oportunidad para compartir inquietudes, conversaciones, risas? hasta conseguir hacer visible que el arte no es sólo el pan, sino también el vino de la vida. La elección de León no es, en modo alguno, casual. Quienes conocen bien la riquísima vida cultural de la capital, tan cercana a los asturianos por distintos motivos, saben que en torno al mejor plateresco se ha formado un entramado cultural sólido y, sobre todo, accesible a todos los que deseen formar parte de ese escenario plural: encuentros literarios en cafés, bares, presentación de libros en bibliotecas y otros lugares emblemáticos, conciertos musicales, y una mixtura fecunda en la que los poetas iluminan fotografías con sus versos y prestan calor a pinturas o a escenas de teatro. Con todo ello, se humanizan espacios, se convierte el ágora en algo que va más allá de una red comercial y se logra establecer una comunicación más directa entre creadores y público.

Si cualquier lugar es apropiado para hermanar versos y para gozar de destrezas musicales, en el caso de este acontecimiento, que tendrá lugar el próximo día 5, viernes, a las ocho de la tarde en el Centro de Creación Escénica "Carlos Álvarez-Novoa", aún lo es más. Pues no en balde el Centro lleva el nombre de un gran artista langreano, generoso siempre, entusiasta y prolífico donde los haya: fue autor, escritor, profesor, director teatral y actor. Un langreano que da renombre a nuestra tierra y que siempre, en cualquier lugar donde se encontrara, se mostraba orgulloso de su lugar de nacimiento. A buen seguro que su ausencia se hará notar; pero, a un tiempo, y a poco que pongamos a prueba la imaginación, tendremos también la posibilidad de verlo sentado entre el público, gozando y aplaudiendo como él acostumbraba a hacerlo.

¡Arriba el telón!

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