Al igual que Tom Hanks en "Salvar al soldado Ryan", Pedro Sánchez tiene una difícil misión, casi imposible, formar Gobierno mientras negocia entre el fuego cruzado de todos los que no quieren que lo consiga y a la vez son los mismos con los que debe pactar. Como diría el gran Gila: "Vengo a acordar con ustedes, pero disparen para otro lado, no me vayan a dar, que bastante tenga ya con los míos". Pedro Sánchez dispone de un mes para un encargo suicida en el que tiene poco que perder, porque ya está condenado por los suyos. Su única salvación es lograr formar gobierno. No hace falta que lo mate el enemigo, sus barones hace tiempo que tienen calada la bayoneta. Mientras, Rajoy se ha vuelto a poner de televidente, observando en el plasma la batalla en las playas parlamentarias del Congreso. El fracaso de Sánchez le daría oxígeno entre la pestilente corrupción que le rodea, el triunfo le condenaría a las catacumbas del ostracismo político.
