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Desde la Meseta

Tres en raya

Bonito y viejo juego que incluso de niños no nos librábamos. Sin duda, inteligente que los más sagaces lo jugaban con picardía. Bueno, pues ahora ya en febrero de 2016, dicho juego puede cambiar de nombre y hasta de estrategia: cuatro en raya.

Cuatro son los políticos, no en juego, sino en la triste realidad. Quizá estoy exagerando en cuanto a la tristeza, porque el "ganar" puede ser hasta de alegría.

De cualquier forma, el entendimiento entre los cuatro, sino son cinco por no despreciar a nadie, está bien claro, de oscuro que está el túnel. Y no hay que olvidar uno más, valga la expresión, moderando desde Zarzuela.

El moderador en cuestión es una especie de árbitro en medio de todos ellos, que en vaya lío que le han metido porque así lo define la Constitución, "Libro Gordo de Petete", que ahora quieren modificar los susodichos jugadores.

Cada uno con su estrategia, con su posible inteligencia, porque el original "tres en raya" siempre se entendió como juego solo para ávidos inteligentes.

Lo simpático, sin que tenga gracia, es que, entre que encuentran el sitio, buscan mesa, establecen las reglas de juego, se ponen de acuerdo y empiezan "a jugar" en serio, pasará lo menos un mes. Y mientras tanto, los espectadores, los de fuera, seguiremos disfrutando de la polémica establecida desde el 21 de diciembre pasado, día siguiente a las votaciones.

Yo ahora voto de nuevo, pero para que se acabe de una vez. ¿Saldrá el más guapo o el más inteligente? Cuatro años por delante para que demuestre su saber o estar.

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