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La garabata

La historia del Ferrocarril Vasco-Asturiano en Mieres

La llegada del tren y la expansión industrial, con sus éxitos y sus proyectos fallidos

La Sociedad General de Ferrocarriles Vasco Asturiana se fundó en Oviedo el jueves 26 de octubre de 1899, ante el notario Secundino de la Torre y Orviz, emitiendo 30.000 pesetas (180,30 euros) en acciones de 500 Pesetas (3,01 euros) con el principal objetivo de construir una línea de ferrocarril siguiendo la cuenca del río Caudal, que sirviese para transportar el carbón procedente de las cuencas mineras de los concejos de Aller, Lena, Mieres y del valle de Riosa hasta el puerto de San Esteban de Pravia, donde sería embarcado con destino a la siderurgia vizcaína. Los primeros estudios se confiaron al ingeniero Pelayo Mancebo y los definitivos a Valentín Gorbeña.

La sociedad se creó con un capital de 15.000.000 de pesetas (90.151,82 euros), en 30.000 títulos de 500 pesetas (3,01 euros), que posteriormente, en 1903, se disminuyó a 12.000.000 de pesetas (72.121,45 euros).

Su nombre proviene del origen de sus fundadores, entre los que destacan el senador vasco Víctor Chávarri y el asturiano José Tartiere, Conde de Santa Bárbara de Lugones. El Consejo de administración en los primeros años de la explotación estuvo presidido por Víctor de Chávarri.

En el año 1901, la compañía de ferrocarriles Vasco-Asturiana obtiene la concesión para construir y explotar dos líneas férreas: Oviedo-San Esteban de Pravia y Fuso de la Reina-Ujo. Tras la realización de las obras, se inaugura oficialmente el tramo comprendido entre Oviedo y San Esteban de Pravia, el 2 de agosto de 1904. Posteriormente, el miércoles 30 de mayo de 1906 se inaugura el tramo entre Fuso de la Reina y Figaredo; y el jueves 15 de abril de 1908 el tramo entre Figaredo y Ujo, con lo que queda completada la línea en los términos de la concesión inicial.

De esa manera comenzaba para Mieres la atractiva historia de un nuevo ferrocarril, que vino a poner en comunicación este concejo con Oviedo en los primeros albores del siglo XX, prolongándose con posterioridad hasta Collanzo, en Aller. En esta ocasión ya no hubo oposición al paso del mismo por La Vega, como ocurriera con el ferrocarril del Norte (como bien me comentaba mi buen amigo Miguel, hablando con él del artículo anteriormente publicado sobre el Ferrocarril del Norte). En este momento de nuestra historia Mieres se hallaba en pleno desarrollo industrial y necesitaba de cuantos medios de transporte fuesen precisos para la salida del carbón y otros productos, así como la importación de materia prima necesaria y mejor evolución de su comercio, dentro de una zona de riqueza en expansión floreciente.

Un periódico local con domicilio en La Pasera, número 3, informaba así del acontecimiento:

"El miércoles por fin, se inauguró el ferrocarril Vasco-Asturiano. Con este motivo se ven muy concurridas las inmediaciones de la estación, siendo muchas las personas que toman billete con el solo objeto de cerciorarse de la comodidad de los carruajes. Verdaderamente esta Compañía tiene un material inmejorable, y en sus coches, durante la marcha, no se siente el traqueteo que es general en otra líneas", decía el semanario mierense "La Voz del Pueblo" el 3 de junio de 1906.

El primitivo trazado de este ferrocarril llegaba hasta Ujo-Taruelo. En sesión del 5 de diciembre de 1925, se acuerda contribuir a las obras de prolongación del mismo: "visto un oficio de la alcaldía de Aller interesando la subvención de 25.000 pesetas, para la construcción del proyecto de ferrocarril de Ujo a Collanzo, en el de Ujo a Matallana (León), y en el que se hará una estación en Santa Cruz, se acuerda subvencionar con 25.000 pesetas, cada kilómetro de recorrido dentro de este término municipal, a condición de emplazarse una estación en Santa Cruz (Mieres)". La explicación al contenido de esos acuerdos recogidos en Acta del Ayuntamiento de Mieres en la sesión de 1925, se encuentra en que la compañía Vasco-Asturiana se había marcado el ambicioso proyecto de prolongar el ferrocarril hasta la provincia de León, en concreto hasta Boñar, para posteriormente enlazar con el Ferrocarril de La Robla, y de ahí a Matallana.

Tras obtener la concesión correspondiente, y la realización de las obras, el 16 de julio de 1934 se inaugura el tramo entre Ujo (Mieres) y Cabañaquinta (Aller); y el domingo 27 de enero de 1935 el de Cabañaquinta (Aller) a Collanzo (Aller). Debido a las vicisitudes políticas de la época, el objetivo final nunca se alcanzó, siendo Collanzo el término final de la línea.

Sobre el servicio de viajeros en la década de los años veinte del siglo XX, se conocen algunas particularidades. Con ocasión de la petición de anexión de los Ayuntamientos de Aller y Riosa al partido judicial de Mieres, en sesión del jueves 4 de marzo de 1926, se emite un informe favorable, que dice: "Además del tranvía de vapor desde Cabañaquinta (Aller) a Ujo Taruelo (Mieres), donde enlaza con el ferrocarril del Vasco, con la correspondiente comunicación de trenes de viajeros, se halla establecido un servicio diario de transporte de viajeros en cómodas camionetas, desde el límite del concejo de Aller a la estación de Ujo. Este sin contar que muy pronto será construido el primer trazo del ferrocarril de Ujo a Matallana, que llegara a Collanzo". (Libro de Actas, folios 117, 121, 122 y 141)

En los años de la Guerra Civil y posteriormente, la compañía ferroviaria "el Vasco" se hizo fundamental e imprescindible para estos territorios. Movía la mayoría de la producción carbonífera de los pozos mineros y daba un servicio esencial y vital para los ciudadanos del concejo mierense en aquellos difíciles años, de hecho son innumerables las fotos que se conservan de aquella época histórica en los archivos fotográficos. Años más tarde y ya dividida la red española en vía ancha y vía estrecha, se llegaron a proponer en año 1942 distintos enlaces ferroviarios destinados a articular la vía estrecha, entre ellos la posibilidad de unir la cornisa cantábrica a través del Vasco Asturiano y Económicos de Asturias, con enlace en este ferrocarril a la red del Ferrocarril de la Robla entre Collanzo y Matallana. Lo que hubiera supuesto un amplio abanico de posibilidades de transporte no solo para todas las líneas que bordeaban la cornisa cantábrica, sino también para líneas como Ferrocarriles Secundarios de Castilla.

A partir de 1964, la caída del transporte de carbón mermó la capacidad de ingresos de la compañía de ferrocarril vasco-asturiano, llevándola a un intento de mantenerla con el incremento del transporte de viajeros. Los límites impuestos por la proximidad de la caducidad de las concesiones, la congelación de tarifas y la competencia del transporte por carretera, el incumplimiento por el Estado de alguno de sus contratos obligan a la compañía a abandonar la explotación, tomada a su cargo por FEVE el 10 de abril de 1972.

El desvío del trazado de este ferrocarril fuera del casco urbano de Mieres, vino siendo objeto de estudio de diferentes corporaciones, tropezando una y otra vez con lo elevado del presupuesto para llevar a cabo el proyecto. Al fin, en el año 1987 se acometieron las obras, hallándose en el mes de junio finalizadas las del edificio de la nueva estación y andenes, así como colocada la vía desde Santullano a Mieres, a orillas de la carretera general, a excepción del tramo comprendido en la parcela a lo largo del barrio de Santa Marina, por la oposición de algunos vecinos al paso del ferrocarril por las inmediaciones de su viviendas. Caso similar al de los mierenses que en el siglo XIX impidieron con sus protestas el trazado de la vía del Norte por La Vega.

Obras con una inversión de 400.000.000 millones de pesetas (2.404.048,42 euros), que estuvieron paralizadas durante 10 meses, originando los consiguientes perjuicios al pueblo de Mieres. Reanudados los trabajos en el mes de enero de 1988 y colocado el tramo de vía a lo largo del barrio de Santa Marina, se dieron los últimos retoques al edificio de la estación e inmediaciones, habiéndose instalado una antiséptica pasarela, a falta de otra que salvando la vía y carretera, llegaba hasta el puente de La Perra.

La inauguración del nuevo trazado del ferrocarril, tuvo lugar el viernes día 11 de noviembre de 1988.

Hasta aquí, la breve historia de la llegada del ferrocarril Vasco-Asturiano a Mieres. Tren que muchos mierenses perderían en alguna ocasión, como le ocurrió a un vecino de esta villa, el popular Luis "chaquetina", quien habiendo salido a una capital cercana, donde lo debía estar pasando muy bien, envió un telegrama a su familia, redactado en los siguientes términos: "Perdí el tren de hoy y el de mañana".

Otro hecho anecdótico que ha llegado hasta nuestros días, lo relata el cronista Constantino Cabal (diccionario folclórico de Asturias-Anécdotas, folio 127), que en síntesis dice que Manolín era un buen mozo mierense, que habiendo pasado dos días en Oviedo, gasto todo su dinero. No teniendo para su billete de regreso, decidió viajar gratis en el Vasco, metiéndose debajo de un asiento, suplicando a unas señoras que lo tapasen con sus vestidos y bultos, donde se creía seguro. Pero todo fue en vano. Cuando llego el revisor, tropezó en sus pies y por poco cae sobre la gente, el pobre era tan largo que asomaba. El revisor, dándole un tirón en las piernas, le mando salir de allí. Manolín se encogió un poco y siguió quieto. El funcionario le conminó más fuerte:

-¡Oiga, no se haga el tonto, salga de ahí ahora mismo, haga el favor?!

Entonces Manolín asomó las narices por el extremo opuesto del asiento y pregunto:

-¿Qué, señor, dizme a mí?.?

Y ya el revisor a voces:

-¡Si, señor, a usted también?! ... ¡Hala fuera de ahí los dos!

La compañía desapareció definitivamente el lunes 31 de diciembre de 2012 debido a la unificación de los operadores estatales de vía estrecha y vía ancha. La infraestructura fue transferida a la entidad estatal administradora Adif, y la explotación de los trenes a Renfe.

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