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Volver a Terranova

El mundo de los libros y los libreros en la última novela de Manuel Rivas

Vincenzo cojea. Está de pie frente al mar y tiene miedo a girarse y que todo desaparezca para siempre. Que cuando se vuelva, solo encuentre un inmenso vacío partido por la línea del horizonte, una línea fósil, sin recuerdos que se muevan en ella como ahora lo hace Garúa en bicicleta con su lote de libros en las alforjas.

Vincenzo teme que de pronto se encienda la linterna del faro y un destello de luz recorra la ciudad y enfoque acusador la fachada del Terranova y el letrero del escaparate en el que escribió: liquidación final de existencias por cierre inminente. No, nunca debió escribir ese aviso. Piensa en volver y retirarlo pero tiene miedo a irse y que todo desaparezca para siempre.

Vincenzo Fontana es el protagonista que Manuel Rivas nos regala en su última y magnífica novela "El último día de Terranova", un librero enfrentado al inminente cierre por desahucio de la histórica librería Terranova, que tras más de seis décadas en A Coruña, dirigida antes que por él, por sus padres, Amaro y Comba, y por su tío Eliseo, corre ahora el riesgo de desaparecer.

El apasionante paseo por la memoria de la librería Terranova se detiene en tres momentos de nuestra historia: la época actual, la represión de los primeros años de la dictadura y los días posteriores a la muerte de Franco, mediada la década de los setenta. Una auténtica oda a la profesión de librero, al mantenimiento de la cultura, pues eso es Terranova, un oráculo consagrado al saber, a los libros prohibidos, a la libertad, un refugio para exiliados y perseguidos, un santuario para cualquier hijo natural de la Revolución Francesa.

"El último día de Terranova" no sigue una estructura lineal, cada capítulo es un salto en el tiempo, una tesela que añadir al mosaico, desvelando aquello que permanecía oculto y creando un mecanismo narrativo donde todas las piezas engarzan a la perfección.

Alrededor de la librería iremos descubriendo a Eliseo, poeta surrealista y homosexual; a Garúa, una fascinante y joven argentina buscada por los agentes infiltrados de la incipiente dictadura de su país; a Expectación, mujer verdadera, esencial, de gordura astral; a Dombodán y Atlas, compañeros del héroe, siempre con una sonrisa en el rostro.

En la línea del mejor Cunqueiro, Rivas se muestra como un brillante fabulador, un orfebre capaz de fundir oralidad y poesía en una aleación lábil, dura, resistente al óxido y al olvido. Sus personajes destilan verdad, miran con limpieza cada cosa cotidiana del mundo, elevándose con una voz sensible y poderosa. Una voz ancestral que nos atrapa, nos nutre y nos hiere. Como todas las grandes novelas "El último día de Terranova" está escrito con levadura. Lo dejas una noche y fermenta. Se llena de cosas nuevas.

Vincenzo cojea. Sufre Polio. El programa de vacunación popular de la poliomielitis en España se retrasó varios años por una disputa entre facciones del Régimen. Había dos tipos de vacuna, de dos empresas extranjeras y una lucha feroz por el negocio. Miles de niños se vieron afectados. Nunca hubo un registro oficial de los casos.

A las 8 de la tarde del viernes 12, en la casa de la Buelga en Ciañu, organizado por Cauce del Nalón, la Universidad de Oviedo y la colaboración del Ayuntamiento de Langreo y LA NUEVA ESPAÑA, podremos disfrutar de ese extraño néctar que es la buena literatura, sumergirnos en un fabuloso viaje, sentir las sabias palabras de Manuel Rivas y recorrer con él cada rincón de Terranova, de Ítaca, de la vida. Cada libro de sus estantes es un trozo de alma, un trozo de nuestra historia, de nosotros mismos. Una luz que nos ayuda a caminar en la oscura noche.

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