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Por el camino

La huida demográfica del concejo

El valle turonés, un caso único en el mapa de España

Los elementos que han provocado el despoblamiento del concejo mierense son claros, diáfanos y desde luego nada discutibles. También lo son aquellas medidas que estaban previstas en forma de compensación de actividades con posible creación de empleo. Y la realidad está a la vista de todos, aunque no sobra, como penoso consuelo, recuperar un poco la memoria.

Todo comenzó con la recesión de industrias, a causa, entre otras, de la falta de previsión por parte del gran capital, a la hora de dedicar una parte de las rentabilidades, a la actualización de modernos sistemas de explotación y nuevas instalaciones, tanto en la industria siderometalúrgica, como en la minera. Que dicho sea en plata, poco más o menos, las fabricona se convirtió en una fragua y las minas en chamizos. Entonces se escuchó el terrible lamento de la iniciativa privada al frente de estas empresas: "Que no hay rentabilidad y se corre el peligro de perder miles de puestos de trabajo". ¡La hecatombe! Y como recurso inmediato acude el capital público por decisión estatal, allá por los años sesenta, primero para constituir grandes factorías siderometalúrgicas, primero en Avilés, luego en Gijón. Y allá se fue, en dos tandas, con otras asturianas, Fábrica de Mieres. Más tarde se creó esa especie de conglomerado minero que fue Hunosa, para recoger a la mayoría de las empresas explotadoras del subsuelo que, según sus propietarios, estaban "en números rojos".

Hubo anuncios de compensaciones que, en un primer periodo y intentaron ubicarse en el polígono donde anteriormente se encontraba "La Fabricona", pero quedaron casi en agua de borrajas. Luego llegaron los fondos mineros, las prejubilaciones y demás, "para remediar males". Se crearon equipamientos -con el "non plus ultra" del campus universitario- carreteras, polideportivos, por citar algunos, pero lo que es industria alternativa y creación de empleo, permítanme una cándida sonrisa...

Con todo ello el despoblamiento fue bestial, sirviendo como ejemplo, posiblemente el más acusado en el mapa español, el del valle turonés que, con todo cerrado pasó de veintidós mil a cuatro mil habitantes.

La propuesta. Y con tal desbarajuste muchos beneficiados con las prejubilaciones optaron por cambiar de aires hacia puntos más fértiles y saludables del mapa asturiano, incluso en la costa mediterránea. Y visto todo lo expuesto Mieres se quedó sin "alma", bajó el peso específico de la municipalidad (¡claro!, de setenta y dos mil habitantes en el concejo, ya estamos por debajo de los cuarenta), y aquí se van perdiendo señas identidad, sobre todo en lo referente a la acción ciudadana en el plano cultural y social.

La crítica. ¿Vamos a permitir que esa "fuga" se acreciente con las alborotadas y ruidosas noches y madrugadas en algunos puntos específicos del casco urbano -léase principalmente la calle La Vega- con la movida, donde grupos de jóvenes, al no poder degustar un cigarrillo en el interior salen al aire libre con el consabido "concierto" de voces, broncas y más dislates, provocando el insomnio y el nerviosismo de los propietarios de viviendas cercanas? Más de uno manifestó a este periódico que está estudiando la posibilidad de largarse a otro hemisferio. Ojo pues, ¡al dato!

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