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A mi aire

Cuaresma

El comentario en voz alta de uno de los habituales de mi tertulia en Casa Isaac en La Pomar, a la par que hojea un diario, exclamando ¡coño, hoy ye Miércoles de Ceniza! Pues da pie a que se inicie animada conversación, en la que cada cual va aportando recuerdos de otros tiempos, que en la actualidad nada tienen que ver con ellos.

La Cuaresma es un periodo de cuarenta y seis días que va desde el Miércoles de Ceniza hasta la víspera del Domingo de Resurrección, donde la Iglesia cristiana marcaba a sus fieles ciertos preceptos de ayuno y penitencia.

Por estas fechas los cristianos debían confesar sus pecados graves, ayunar y dar limosnas a los menesterosos. La culminación de todo llegaba con la Semana Santa. Al hilo de todo ello todos vamos desgranando nuestros recuerdos, siempre coincidentes, como la obligación de comprar una bula, que según su precio dispensaba los días señalados para el ayuno, evidente torpeza de la Iglesia de aquellos tiempos, que ya discriminaba entre ricos y pobres, aunque como las privaciones de la época resultaban evidentes, a una buena mayoría no les hacía falta. Las procesiones atestadas de fieles, con predicas encendidas desde los balcones engalanados con la bandera nacional, o la prohibición de música, o películas, que no fuera sacra, o bíblicas, también entraron en el lote. La diversión de los chavales de acercarse a las Iglesias provistos de carracas o objetos diversos para hacer el máximo ruido, al objeto de "matar a los judíos", también estaba en mente de todos.

Hoy todo a evolucionado, incluso la propia Iglesia, que paulatinamente se tuvo que adaptar a los nuevos tiempos, y tanto la Cuaresma como la propia Semana Santa, pasan un tanto desapercibidas, salvo en lugares que lo tienen focalizado como reclamo turístico.

Al final, ninguno "pontificamos" nunca mejor dicho, sobre los cambios de costumbres que el tiempo conlleva, ni para bien, ni para mal, en este aspecto, simplemente el tema nos sirvió para recordar viejos tiempos, bastante más difíciles que los actuales, pero, sobre todo, rememorar lo jóvenes que entonces éramos. Y eso tampoco va a volver.

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