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Desde la Meseta

Cine

La afición cinéfila en las salas con pantalla grande y en la televisión

Creo haberles dicho en más de una ocasión que fui amante del cine. Del cine de pantalla grande. Hasta que me echaron. Sí, hasta que mis oídos no pudieron más con los decibelios que se derrochaban por aquellos baffles que se instalaban en las salas a troche y moche.

Una vez oí a un amigo decir que él iba por las noches, en las últimas sesiones, y mandaba a quien fuese su responsable que por favor bajasen el volumen de la proyección. Yo eso nunca lo hice, es más, ni me atreví ni conocía a la persona responsable de la sala. Y así dejé e ir al cine durante unos 20 o más años.

No por eso dejé de ver películas, porque me di de alta en Canal+ que en sus inicios ponía películas de estreno y así estaba al día de todo lo bueno, malo y menos malo. Y así volví a encharcarme de películas de todo tipo: de tiros, policiacas, americanas del norte y del sur, francesas, polacas e inglesas. Sin olvidar las españolas que también las hacían de diferentes colores.

Más un día, hará unos seis o siete años, volví a las salas de cine, lo dicho, de la gran pantalla y quizá porque ya estaba algo más sordo por la edad, soportaba los decibelios atronadores que primero me echaron. Y vi algunas películas de estreno y pre estreno. Más el verme aquejado de algún mal, me retiró a casa y otra vez me vi forzado a volver a la pequeña pantalla, a la televisión.

Y aquí lo "maté", porque película que quería ver, ya la había visto. Unas desde el inicio y otras me iba acordando de su argumento a medida que avanzaba la proyección. Bueno, allá, de vez en cuando, me toca en suerte una que, por casualidad, no había visto. Pero muy pocas en esta última temporada.

Las películas en la tele se repiten con frecuencia. Y solo las muy buenas, las que menos, no me importa volver a verlas con gusto. ¡Castigado estoy!

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