Dos días antes de la efemérides de tal acontecer, por el que mejor o peor pasamos muchos españoles, vi la película "23 F". Quise volver a retomar aquellas imágenes de Las Cortes, los nombres de aquellas personas que "pasaron las de Caín", de los que se jugaron el tipo con su asistencia en el hemiciclo, de los periodistas que recogieron aquellos momentos inquietos para una nación, de unos Guardias Civiles obedientes a sus jefes, de toda una tarde y noche en la que unos opinaban qué camino debía de seguirse.
El ver la película "23 F" trajo a la mente mis propios recuerdos. Mi inquietud y nerviosismo del momento. Sé que estuve pegado a la radio hasta que quedé rendido a altas horas de la noche: tenía que saber y conocer en qué paraba todo aquello.
Por la mañana, ya día 24, medio adormilado y aún nervioso por lo acontecido, me fui a trabajar creyendo que el grave tema ya estaba resuelto, aunque la duda de tanta movilización podía ponerse en macha de nuevo. Las cosas discurrieron tal y como las cuentan unos y otros. Los unos escribiéndolas en libros con todo detalle. Los otros en periódicos de acuerdo tal y como habían recibido de sus teletipos. Y ahora, intentando ponerles cara a los personajes más importantes de tal revuelta, se llevó el hecho al cine.
Los que vivimos desde fuera semejante historia, hoy podremos quedarnos con la versión que más nos acomode. Eso sí, la triste versión de un desagradable acontecimiento que no debe volver a suceder, pero que ahí queda para nuestra historia.
