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Dando la lata

En femenino

La Tertulia del Contenedor quiere mostrar su agradecimiento a la Real Academia de la Lengua, que acaba de recomendar a los españoles el abandono de la cansina moda de hablar y escribir en ambos géneros a la vez. Ya saben, todos y todas, trabajadores y trabajadoras, las y los jóvenes, ciudadanos y ciudadanas. Y es que, aunque los habituales de la Tertulia, los que paseamos la bolsa de basura, somos varones, siempre hemos sido muy respetuosos con lo políticamente correcto y estamos a la última en lo concerniente a la igualdad entre hombres y mujeres. Pero a la hora de elaborar un discurso, hay que reconocer que la obligación de multiplicar por dos casi la mitad de sus términos resulta agotadora y convierte la disertación en un tostón interminable de das y dos, las y los, ras y ros.

Pero las señoras y los caballeros de la Academia se han percatado de que, de consolidarse la tendencia actual, podemos convertir la expresión en lengua española en un peñazo soporífero por lo que, en un considerable acto de valentía, se han atrevido a sugerir que nos dejemos de chorradas y digamos lo que tengamos que decir sin absurdas duplicidades, redundancias ni rebuznancias. Porque la igualdad de género no debe ser incompatible con la corrección en el uso de nuestra maravillosa lengua.

Sin embargo, por si acaso, porque no queremos morros ni malas caras, y en previsión de que a los tertulianos se nos tache de machistas -que la autoridad moral patria te coloca el sambenito a la que pisas un pelín el arcén de la vía marcada-, hemos aprobado que a partir de la próxima asamblea todas las comunicaciones se hagan exclusivamente en femenino. Y dada la complejidad del cambio, nos dimos un periodo de práctica para hacernos a este nuevo modo de hablar. No lo negaré: nos está costando. Sobre todo en nuestras propias casas. Quedar a tomar una copa con las compañeras de trabajo, bajar a charlar con las chicas de la Tertulia, citarse con las amigas, nos está causando tiranteces conyugales. Nuestras parejas no acaban de entender que se trata de una adaptación de la recomendación de la Academia a lo políticamente correcto. Eso sí, ellas también saben comunicarse sólo en femenino: maletas y puerta.

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