La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Desde la Meseta

Los Huevos Pintos

En un rincón de un mueble castellano, tengo una cestina de mimbre con un huevo pinto en su interior. Creo que ya les hable de él hace tiempo e incluso les envié una foto del mismo. Me lo regaló una polesa en 1999, como así reza en él mismo. La pintura es un carro tirado por dos vacas, un paisano que las guía y al fondo una panera. Detrás de la pintura, viene un texto en bable que al final les copiaré.

Yo recuerdo que en mi casa, y siendo yo muy pequeño, había dos huevos pintos. Uno, según me decía mi madre y por su tamaño, era de pato, vamos de pata. El otro era más pequeño, de gallina. El segundo fue el primero en romper y dentro había un polvo grisáceo, lógicamente podre. Sobre el de pato, mucha más dura su carcasa, no sé que fue de él y si aún lo conserva alguien de la familia, o rompió también y no me enteré de tal desastre.

Así que hoy vuelvo a acordarme de esta festividad, vivida por mí ya en Sama y años después autorizada para tal celebración por el Ayuntamiento de Pola de Siero, quien obtuvo tal patente hace no tantos años. Así que hoy me gustaría tener otro huevo pinto pero de Sama (he de hacerme con él) para tenerlo como pareja con el de Siero, que dice: "Cuando sopla una gaitina. / Ente valles y montañés, / Muxe fuerte una xiatina / Con lagrimes nes pestañes / Güevos Pintos". (Pola de Siero 1999).

Compartir el artículo

stats