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La garabata

Historia del ferrocarril del Noroeste en Mieres

El desarrollo de una obra que contó con la oposición de los vecinos para después convertirse en motor de desarrollo

La llegada del ferrocarril a Mieres vino a dar un gran impulso a la industria metalúrgica y hullera, así como el comercio, que por aquellos años iniciaba su expansión, sin olvidar la agricultura y ganadería, que seguía siendo una importante fuente de riqueza, donde la famosa vega de Mieres era considerada poco menos que intocable por los vecinos de esta villa, dada la fertilidad y exuberancia de aquellos terrenos regados por el río.

En el año 1872, tuvo lugar la primera gran conmoción del pueblo de Mieres con la llegada de una comisión de delegados del Gobierno y de la compañía de ferrocarriles. Por todos los barrios se corrió la voz: "Quieren quitarnos la vega, la vía férrea la va a dividir y estropear nuestras huertas y sembrados".

En aquellos años y en la vega, la mayoría de las familias mierenses tenían su huerta o terreno de maíz, estaban literalmente enamorados de su pradera. Alrededor de ella giraba la vida de Mieres, como única manifestación ajena a la situación puramente bucólica, había fraguas elementales donde se realizaban trabajos de cerrajería doméstica, precursoras de la gran industria siderúrgica nacida años más tarde.

Cuando la integridad de la vega se vio amenazada por el paso del ferrocarril, el alcalde del concejo, Don Faustino Quintana (alcalde en los años 1872 a 1873), decidió realizar una marcha popular sobre la capital (Oviedo) para protestar ante el gobernador e impedir el paso del mismo por aquellas heredades (conjunto de las fincas, haciendas).

Un día de verano, meses después de la llegada de la comisión del ferrocarril, un centenar de mierenses salieron camino de Oviedo; unos iban en carros del país, otros a caballo y la mayor parte a pie. En sus manos llevaban palos, hoces, hachas, rastrillos, etcétera, todo cuanto pudieron encontrar en las huertas o en sus casas que fueran manejables. Para los manifestantes, aquellos utensilios eran su última esperanza de persuasión.

Al mediodía, una comisión presidida por Don Faustino Quintana fue recibida por el gobernador. "No me explico (le dijo éste último) por qué os oponéis al paso del ferrocarril, tened en cuenta que en el ferrocarril está el porvenir de vuestra villa (?)". Al llegar este momento, el alcalde de Mieres interrumpe al gobernador: "Si es que ha de pasar el tren que pase, pero no será por la vega" (Juan de Lillo, LA NUEVA ESPAÑA, 13 de marzo de 1966. Reportaje a don Luis Álvarez Casal).

Aquella justificada propuesta fue tenida en cuenta para cambiar el proyecto y desviar el paso de la vía por la margen izquierda del río.

La villa de Teodoro Cuesta, en el año 1874, rondaba los 12.600 habitantes, la obra del ferrocarril ocupaba a numerosa personas del concejo en su construcción, pero para la compañía del ferrocarril del Noroeste de España, Mieres no debía de ser un territorio muy relevante o se guardaban viejas rencillas. ¿Venganza por lo hechos ocurridos en 1872? Difícil de responder, yo ahí lo dejo, opinen ustedes. La realidad es que Mieres debía conformarse con un simple tendejón para el despacho de billetes y trasiego de viajeros, mientras que otras localidades periféricas del concejo adquirían una mayor relevancia para la compañía del ferrocarril, sirvan de ejemplo los pueblos de Ablaña, Ujo y Santullano, los cuales disponían de mejores instalaciones para el traslado de viajeros y mercancías.

Pero lo que no hizo entonces el ferrocarril, lo consiguió años después la urbanización. La vega perdió su unidad cuando se abrió años más tarde la primera calle llamada de "La Perra". Nuevas calles y edificaciones fueron surgiendo con el transcurso de los años al amparo de la industria, y así, poco a poco, la vega fue cediendo paso a la urbanización que exigían los nuevos tiempos.

Los trenes empezaron a funcionar por Mieres en el año 1874 (Archivo municipal A. M Legajo 9-31, ferrocarril Lena Gijón). Varios industriales mierenses presentaron en el Ayuntamiento con fecha 25 de julio de 1874 un escrito en el que se interesaban por la construcción de una estación y puente, manifestando: "Que como es sabido que el ferrocarril abrió ya el servicio público desde Lena a Gijón, sin que se haya construido la estación de Mieres, que según noticias oficiales se emplazara en la parte baja de la cañada y esto al parecer muy pronto".

Dice otro escrito: "De tiempos antiguos había tres caminos que viniendo de los pueblos de Requejado, Seana y Sueros, juntándose en 'O', pasaban el río Caudal en vado y bifurcándose después, seguían a distintos pueblos de Mieres". El punto "O" que se señala en el plano estaba situado entre el ferrocarril y el río, a igual distancia de la vieja estación y la nueva.

En otro escrito fechado en 7 de junio de 1875, varios comerciantes e industriales solicitan una vía de empalme, alegando que "el porvenir de esta población en todos conceptos rica, movieron a antiguos ayuntamientos a preocuparse un trazado por esta localidad de la vía general del N. O (Norte), y sus colosales esfuerzos a la vista del buen éxito, quedaron frustrados por la revolución que cobijaba siniestros intentos contrarios. Dado ya este desgraciado percance, causa de males tan considerables, quedaba sólo el recurso de una estación en el punto conveniente a la parte opuesta del río; se ha conseguido, aunque provisional, debido a los esfuerzos de particulares. Está pues hecha la estación; y está decretada la inmediata ejecución de las que ha de perpetuarse en el punto del travesado" (?). Se refería a la estación provisional de madera, próxima al puente "La Perra", y a la que se levantaría más tarde en los terrenos próximos al mencionado punto "O".

En el año 1926, una riada inutilizó el puente que daba acceso a la estación (La Perra) teniendo que habilitarse para su utilización el del Vasco-Asturiano.

En sesión de fecha 22 de diciembre de 1926 se acordó: "Que como todos saben, habiendo quedado esta villa sin comunicación con el Norte, debido a los últimos temporales, ante tan grave situación, a causa de quedar 20.000 personas aisladas (Mieres, concejo en aquellos años tenía unos 41.000 habitantes), en absoluto del ferrocarril por donde se proveen de los artículos de primera necesidad, habiendo quedado también inutilizada la estación de Santullano, se estudió con urgencia el darle una solución provisional. Está solución fue la de habilitar el paso de persona por el puente del Vasco y meter el ferrocarril del norte por el mismo, haciendo las obras necesarias, siendo preciso reforzar el puente, cuya obra llevará a cabo la Sociedad Fábrica de Mieres, exigiendo para ello una garantía de pago que ascenderá a 32.000 pesetas (192 euros), y será a cargo del Estado". Por acuerdo de 29 de abril de 1927, se acordó el abono de las obras realizadas.

El trazado más viable para unir Asturias con el resto de España era una línea que uniese Gijón y León pasando por Oviedo, Mieres, Pola de Lena y Pajares. Este proyecto, promovido y defendido por Jovellanos (1744-1811), se convirtió en el primer tercio del siglo XVIII en el embrión de la actual carretera N-630 de Oviedo a León, que quedaría inaugurada en 1833, según recoge Renfe en su página de internet. Pero habría que esperar bastantes más años hasta ver hecho realidad el ferrocarril que comunicase completamente Asturias con la Meseta.

La obra para construir el trazado ferroviario de Pajares, considerada como una de las mayores de ingeniería en España en el siglo XIX, se prolongó durante cuatro años, desde 1880 a 1884, para salvar un desnivel de 817 metros desde los 1.237 de Busdongo (León) hasta los 420 de Campomanes (Asturias). La Compañía del Noroeste, ante la dificultad de realizar el proyecto previsto, propuso otro alternativo que no resolvería los problemas de incomunicación de los asturianos.

La inauguración de la línea de León-Gijón tuvo lugar con la puesta en marcha del Tren Real, que partió de Segovia el día 14 de agosto de 1884 para llegar a Gijón el día 15 de agosto de 1884 a las cinco y media de la tarde. En el mismo venían como viajeros el Rey Don Alfonso XII, su esposa la Reina Doña María Cristina, y las infantas Isabel y Eulalia, el tren especial se detuvo unos metros antes de la boca de entrada del túnel de La Perruca.

Los informadores de entonces señalaban: "Dicho tren iba arrastrado por las máquinas "Don Pelayo" y "Jovellanos", previamente bendecidas por el obispo de Oviedo. Y fue la máquina "Don Pelayo" la que rompió las cintas de seda encarnada que como barrera cerraban la entrada del gran túnel".

Otro cronista señalaba: "Las obras del puerto de Pajares harán época, sin duda alguna, en los anales de construcción de ferrocarriles, tanto por haber sido terminadas en un plazo muy corto como por las inmensas dificultades que la naturaleza oponía allí al esfuerzo de los hombres".

"Se ha abierto el camino del porvenir para Asturias. Un nuevo 'camino de hierro' une el Cantábrico al Mediterráneo. Es un hermoso día, como lo es para el esclavo el día en que rompe sus cadenas; la cadena colosal con la que la naturaleza aprisionó esta tierra gloriosa ha sido quebrada por el esfuerzo del hombre: somos, al fin, libres", relataba otro representante de la prensa asturiana con entusiasmo.

Estos son los datos relativos a la llegada de los "caminos de hierro" que hace más de 140 años conmocionaron al pueblo de Mieres, a la par que se abrían nuevos horizontes para su presente y su futuro.

El doble trazado del ferrocarril, tramo Ujo-Ablaña fue inaugurado el día 11 de julio de 1979, y en el 17 de octubre de 1984 se conmemoró el primer centenario de la inauguración, asistiendo a los actos el Rey Don Juan Carlos I y la reina Doña Sofía junto a la infanta Elena. Se trasladaron desde Asturias en un tren formado por coches de la serie 9.000 remolcados por la 251-001. Desde Fierros a Busdongo, se desplazaron en automóvil y una caravana de autobuses de Renfe, curiosidad que recoge José Luis Fernández García en "Objetivo Pajares".

En Busdongo se trasladaron al Tren del Centenario, para recorrer el tramo hasta la boca leonesa del túnel de La Perruca. Allí tuvo lugar la parte central de la conmemoración del acto que el bisabuelo del monarca protagonizó en 1884 para inaugurar la llamada Rampa de Pajares y se descubrió un monolito con una placa mientras sonaba el Himno a León. Después, la familia real se trasladó a Madrid en un Talgo Pendular.

Por hoy vamos a finalizar diciendo que la llegada del ferrocarril a Mieres y a Asturias supuso un hito en las comunicaciones y el desarrollo económico de las regiones afectadas.

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