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A mi aire

Intromisión

Hace ya unos cuantos años, el gobierno de la época anunció que iba a aplicar de inmediato la normativa europea que declaraba ilegales las llamadas telefónicas o mensajes de cualquier tipo no solicitados.

En buena lógica la normativa citada estará en vigor, pero los que a esto se dedican la siguen tomado por el pitu del sereno. El seguro de mi coche vence a últimos de este mes y desde el inicio del mismo he recibido no menos de una decena de llamadas ofertándome condiciones de todo tipo.

Mi correo electrónico, aunque lo tienen contadas personas, recibe también a diario ofertas comparativas conjuntas, o individuales, lo cual resulta más llevadero: desechar y a otra cosa mariposa. Concatenado con todo ello el buzón recibe a menudo no la clásica oferta generalizada, sino personalizada con nombre, apellidos y dirección correcta.

La pregunta que me hago, a la par de preocupante, no es otra de quién dispone de nuestros datos, amén de traficar impunemente con ellos.

Se puede suponer que son empleados infieles de alguna empresa o incluso estas mismas. Inmoral a todas luces y con visos de delito.

Por lo tanto, ¿qué intereses creados existen y, sobre todo, por parte de quién, para que sigan años y años sin que nadie quiera meter mano a esta situación?

A uno no le hace ninguna gracia que le llamen por su nombre completo, vía móvil o fijo, con domicilio correcto, que conocen -además- lo que pago y las condiciones en determinado seguro, y cuando finaliza el contrato. Hay otros ejemplos similares, pero me centro en el de esos días.

Obviamente, dejo a un lado a las gentes que se ganan la vida con este trabajo, bastante penitencia deben tener con algunos de los cientos de "chamuscados" que, en algún momento, cansados les contestarán desabridamente. El quid de la cuestión reside en las empresas o chiringuitos diversos a los que nada se les pone por delante con tal de conseguir los objetivos que se marcan.

Pues como llevo un mes de "pecao", intento ser educado, pero vayan ustedes a saber cómo cogen a uno la próxima vez.

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