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El fraude de la sestaferia

La estrategia de recurrir a la tradición del trabajo comunal para ahorrar dinero en personal

Resulta llamativo el empeño que ponen algunos ayuntamientos en mantener vivita y coleando la tradición de la sextaferia o sestaferia. Quienes formamos parte del medio rural sabemos que el argumento esgrimido desde las administraciones no es novedoso y resulta tan simple como aludir a la sacrosanta tradición para descargar en los vecinos de los pueblos la responsabilidad de mantener los accesos, infraestructuras y patrimonio pertenecientes a su respectivo núcleo, aldea o lugar. Si hay que arreglar un camino, el lavadero o la fuente, se entrega el material? ¡y allá los vecinos! Si hay que desbrozar una senda...¡que se organicen los vecinos! Incluso cuando se trata de algo tan esencial como la acometida del agua?¡que se lo curren los vecinos!

Lo que más me sorprende es que en ayuntamientos gobernados por fuerzas "progresistas" se trate incluso de profundizar en esta línea. Eso sí, se pretende revestir la medida con argumentos de tipo etnográfico, antropológico y hasta jurídico aludiendo al Derecho Consuetudinario asturiano donde, ciertamente, se recoge y se regula la sestaferia.

Pues miren ustedes, señoras y señores de la Política (la nueva, la antigua y la de entretiempo) la sestaferia en el siglo XXI dista mucho de recuperar tradición alguna sino que consiste, ni más ni menos, en hacer de la necesidad virtud. Es cierto que en otros tiempos las gentes de las aldeas tenían que colaborar en una faena colectiva para poder mantener su entorno pero no es menos cierto que hoy los moradores de los pueblos pagamos idénticos impuestos que quienes residen en el medio urbano y, en justa reciprocidad, tenemos derecho a recibir una prestación de servicios con la misma calidad (y sin complejo alguno, dicho sea de paso).

Los defensores de la sestaferia parecen ignorar que hoy los pueblos se encuentran demográficamente mermados y además quienes estamos en "edad laboral" tenemos que desplazarnos a muchos kilómetros para ganarnos el sustento ya que resulta poco viable convertir a la ganadería y a la agricultura en nuestro principal medio de vida. Por consiguiente, hablamos de un trabajo colectivo que hay que realizar "hurtando" tiempo al ocio o a otros quehaceres. Los argumentos a favor de este sistema son retrógrados y no contemplan que los habitantes de la zona rural tenemos derecho a viajar, nos gusta disfrutar de nuestro tiempo libre con diversas actividades tanto como recrearnos en la inmensa dicha de vivir en la aldea. Pero la sestaferia hay que realizarla con buen tiempo y en periodo vacacional o festivo para intentar así reunir al mayor número de vecinos tratando de hacer compatibles los horarios escolares de los hijos, el trabajo a turnos o en jornada partida etc?¿Quiere alguien explicarme, entonces, por qué los niños de una familia del medio rural deben renunciar a una soleada jornada de playa mientras sus padres colaboran en tareas comunales? ¿Se imagina alguien que el Parque Jovellanos o el Campo San Francisco o los Jardines de Begoña tuvieran que limpiarlos y cultivarlos aquellos vecinos de la zona centro de Mieres, Oviedo o Gijón? Pero hay otros inconvenientes?: ¿son conscientes de lo que sucede a una persona que trabaja mediante un contrato temporal en su empresa si se lesiona efectuando un trabajo no exento de riesgos en el transcurso de la sestaferia? ¿Garantiza alguien que a esa persona se le renueve su próximo contrato laboral?

¿En qué idílica "arcadia" tienen asentadas sus posaderas estos bisoños alcaldes, concejales y demás "gurús" que les rodean? Lo que esperamos de ustedes es que gestionen eficazmente los recursos para elevar la calidad de vida de la ciudadanía sin aspirar a convertir los pueblos en experimentales comunas propias de un "hippismo" trasnochado. Si se fomentara el cooperativismo, se siguiera la metodología del kibutz o se empleara a los parados del concejo en este tipo de tareas este que firma no se opondría a tales iniciativas pero me indigna observar que lo que en realidad se persigue es la mera conveniencia política puesto que la sestaferia facilita indudablemente a las administraciones la gestión y mantenimiento del medio rural y sus núcleos de población.

También hubo un tiempo en que a toque de campana los lugareños eran convocados para defender sus cosechas y sus vidas, hubo un tiempo en que la ropa se lavaba en el lavadero o en el río, hubo un tiempo?pero en un país moderno y desarrollado ciertas prácticas deben situarse en ese tiempo ya pasado. En definitiva, desde los pueblos no nos tendríamos que dejar estafar con el fraude de la sestaferia.

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