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Dando la lata

Cruyff

Por aquel entonces, cuando un extranjero espigado y melenudo hacía diabluras con el balón jugando en el Barça yo sentía debilidad por otro extranjero espigado y melenudo que vestía de blanco. Se llamaba Günter Netzer y nunca llegó a ser tan relevante en la historia del fútbol como Cruyff. Pero yo era de Netzer, que corría la banda derecha con el balón como si lo tuviera atado a la bota con una goma elástica y que centraba con una precisión milimétrica a la altura de la cabeza de Santillana, que era una altura muy superior a la de la mayoría de los mortales. Y me ponía orgulloso su camiseta del Real Madrid, con el número diez a la espalda, cuando ese número aún no lucía el aura de liderazgo que años después le otorgaría Maradona. Porque yo, por aquel entonces con ocho o nueve años, no era lo que se dice espigado, pero tenía el pelo largo y rubiejo. Y no lo hacía nada mal con un balón en los pies. Por eso me identificaba con Netzer.

Pero como he tenido la suerte de no ser jamás fanático de nada ni de nadie -salvo del jamón de pata negra-, disfrutaba también viendo a Cruyff sobre el césped con el uniforme del Barcelona, con aquellos cambios de dirección y de ritmo, que ahora se paraba y ahora salía como un tiro, quebrando las cinturas de los defensas de la época, que vaya defensas, de los que lisiaban a uno de por vida. ¿El mejor del mundo en aquellos tiempos? Seguramente. Pero yo era de Netzer. Hasta que Cruyff se sentó en el banquillo del Barça para revolucionar el concepto del fútbol y romper la máxima de Gary Lineker de que "es un juego en el que se enfrentan once contra once y en el que siempre ganan los alemanes". Cruyff demostró que al fútbol se puede jugar bien y ganar, que la posesión del balón es la base del triunfo y que la técnica es la base de la posesión. Una interpretación consolidada como filosofía del Barça de resultados incuestionables y que hábilmente desarrollada con posterioridad acabó constituyendo la esencia de la fabulosa selección española. Y ahí no queda otra que ser de Cruyff.

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