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Coordinadora de IU

El campus de Mieres o la Divina Comedia

Las promesas incumplidas para el desarrollo de las instalaciones universitarias de Barredo

El campus de Mieres va camino de convertirse en una versión local del cuento de la buena pipa o en una novedosa modalidad de agujero negro. Lo que nadie puede dudar es que ya es la cenicienta de la Universidad de Oviedo: el tiempo transcurre inexorablemente pero seguimos sin titulaciones, sin plan de transporte ni apuesta por la actividad investigadora o docente. En el particular balance contable hay un enorme déficit de hechos y un tremendo superávit de promesas.

Precisamente para corregir esta tendencia, el Alcalde de Mieres impulsó hace tiempo una Cumbre del Campus para sentar, en la misma mesa, a Universidad y Gobierno del Principado, que son las instituciones competentes para pasar de las palabras a los hechos. Una cumbre para establecer un espacio de cooperación y garantizar el cumplimiento de tantas promesas pendientes. Javier Fernández se comprometió a asistir y faltó a la palabra dada. No es un detalle casual, es la marca de la casa. Sin embargo, desde el Ayuntamiento se trabajó con seriedad y rigor para que no hubiera excusas y se pusiera en marcha este espacio de trabajo, inédito hasta el momento. Allí defendimos un plan estratégico para incorporar nuevas titulaciones, aumentar la oferta de másteres y la actividad docente e investigadora, mejorar la accesibilidad al campus con diferentes actuaciones en materia de transporte público o aumentar la eficiencia en la gestión de los equipamientos y servicios públicos destinados a los universitarios en Mieres. Fuimos con los deberes hechos.

Para nosotros, el campus es una apuesta estratégica porque una parte de nuestro futuro dependerá del desarrollo de la Universidad en el concejo. Debe ser un motor de desarrollo económico y académico pero, para lograrlo, debe llenarse de contenido, no puede ser un enorme caserón vacío que amenaza ruina. Las cifras hablan por sí mismas y resumen el demoledor balance: hace 14 años el campus tenía 1.600 alumnos y hoy apenas tiene 700.

Las cosas no suceden por casualidad. Tantos años perdidos en polémicas estériles pasan factura. En política, los compromisos se demuestran con hechos. Y la hoja de resultados del Principado de Asturias y la Universidad de Oviedo es muy pobre. No son pocas las personas que piensan que las polémicas entre ambas instituciones han sido la coartada perfecta para no dar ni un solo paso en el camino del desarrollo del campus de Mieres.

La particular catástrofe de estas latitudes es que algunos dedican tanto esfuerzo a buscar el titular que apenas les resta energía para trabajar en serio y conseguir avances en los asuntos que realmente son relevantes. Algunos dicen unas cosas en Mieres y hacen otras en Oviedo. Éste es el particular drama del partido socialista local. Y, de esta forma, mientras el tiempo transcurre, seguimos esperando para ver cómo se ponen en marcha las acciones prometidas para mejorar la conexión de transporte público del campus con el resto de Asturias o por la financiación que garantice cualquier plan de desarrollo de nuevas titulaciones en Mieres, competencias exclusivas del Ejecutivo autonómico. Por no hablar de los sonoros fracasos que seguimos coleccionando: como el reciente cierre del centro Soft Computing, en el que hemos vuelto a comprobar el "firme" compromiso del gobierno regional.

Solucionar problemas es más que dar una rueda de prensa de vez en cuando. Ponerse manos a la obra es más ingrato que repartir certificados de autenticidad y compromiso con el campus cada tres o cuatro semanas. Afrontar los retos es más arduo que observarlos desde la distancia. Luego, habrá quien siga sorprendiéndose por los resultados que obtienen cuando la ciudadanía juzga en las urnas el trabajo realizado. Nada ocurre por casualidad.

Algunos políticos proponen ahora celebrar debates electorales, como si fuera la pócima milagrosa que resolviera todos nuestros males. Si de algo estamos doctorados en Mieres es en promesas e incumplimientos. Es lógico que algunos busquen, desesperadamente, cualquier excusa para distraer nuestra atención pero olvidan que el nivel de hartazgo de la ciudadanía supera los límites de lo razonable. No quieren más comedias, quieren soluciones. Hablemos claro, el campus tendrá titulaciones cuando el Principado garantice los recursos económicos para hacerlas realidad y tendrá mejor transporte universitario cuando el Principado lo decida. Ya estamos mayores para culebrones, lo que necesitamos son hechos, decisiones, inversiones. Tal vez consigamos que el campus no sea una nueva versión del cuento de la buena pipa, pero lo que parece es que algunos están empeñados en convertirlo en una Divina Comedia.

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