La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Dando la lata

Si supieras

Ay, si supiéramos lo que se dice de nosotros nada más salir de la estancia, en cuanto nos damos la vuelta. Seguro que no seríamos tan ligeros a la hora de criticar al prójimo. Ay, si fuéramos conscientes de que también a nosotros nos ponen a caer de un burro. Porque ese chismorreo malintencionado que tanto nos gusta tiene su cara b, en la que pasamos a ser las víctimas.

Te lo digo en serio. No dirías lo que dices de saber lo que yo he escuchado que dicen de ti. Te equivocas al creer que la lengua viperina, el aguijón, el ingenio burlón y punzante son propiedades exclusivas tuyas. Poner a parir a diestro y siniestro con toda la mala uva del mundo, asaltando groseramente intimidades personales y familiares, es una actividad generalizada en nuestro entorno. Y no se libra nadie. Ni quienes más la practican.

Si supieras que a tu alrededor hay personas que se esfuerzan cada día para que la colección de tonterías que has hecho y dicho se mantenga fresca en la memoria colectiva, te guardarías mucho de lanzar tus dardos. Es lo que tiene que tantos miembros de una misma comunidad ocupen buena parte de su tiempo hablando mal unos de otros, siempre por la espalda, cuando la diana no está presente, por supuesto. Hay un momento en que alguien plantea poner en el punto de mira a ese que tanto critica. Y es que he oído cada cosa sobre ti -ciertas o falsas, eso es lo de menos en este negociado-, que te congelarían por dentro. Maldades vomitadas por los mismos que atienden tus maldades vomitadas. Si supieras el concepto que tienen de ti, en fin, cerrarías la boca para siempre. ¿No te pitan los oídos? A mi sí. Dice el médico que son acúfenos causados por la tensión y el nerviosismo. Y también por lo que se chismorrea sobre mí, añadiré. Y, qué curiosidad, los pitidos son más intensos cada vez que caigo en el error de participar en estos aquelarres, algo que he de evitar por mi propia salud. El Papa nos pide que no seamos chismosos. Trataré de hacerle caso. Y tú, deberías. Si supieras.

Compartir el artículo

stats